miércoles, 1 de diciembre de 2010

REVISTA LOBBY

ESTA SEMANA
AÑO XXII, 2 al 8 de diciembre, 2010

LA NOTA DE LA SEMANA: De la noche a la mañana… diciembre
LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR: Aquí esta Coco
NOVEDADES: Guía Michelin España y Portugal 2011
LOS CONDUMIOS DE DON EXE: Fútbol y gastronomía
PURO VINO ES TU CIELO…: Chile, terroir de viñas
CUENTOS EMBOTELLADOS: Mi vida por una medalla
BUENOS PALADARES: Las críticas gastronómicas de la semana

LA NOTA DE LA SEMANA

DE LA NOCHE A LA MAÑANA… DICIEMBRE

Llegó diciembre y con ello el calor y el estrés. A nadie, en su sano juicio, le gusta un mes con altas temperaturas, trabajos de última hora, compras navideñas y mal dormir. Es posible que diciembre (aunque muchos digan lo contrario), sea el mes más complicado del año. Arde todo, desde el cemento hasta la billetera. No estamos aun preparados para hacer los análisis del año que se nos va ni de pensar en un posible descanso debajo de un quitasol. No hay tiempo. Hay que terminar el año lo mejor que se pueda.

Diciembre se vive al ritmo de una cerveza o de un rosé bien helado. Mes de terrazas y de pies cansados. La temperatura sube y a pesar de que todos los años es igual, aun no nos acostumbramos a ello. Y eso que tenemos un clima privilegiado. Vaya a Sevilla en verano y se encontrará con 44 grados; vaya a Mendoza o Buenos Aires y la sensación será igual. ¿Qué capital del mundo puede tener 35 grados a mediodía y una fresca brisa nocturna nos hace cómplices de una noche de luna con una temperatura ideal? Son pocas y nuestro país tiene esa virtud. A decir verdad, nos quejamos de llenos.

Llegó diciembre y con ello el verano. Mes de mucho trabajo y de esperanzas. Mes de graduaciones, despedidas y fiestas. Un buen mes para el sector gastronómico que ojalá cierre este año con números azules. No fue fácil ya que el terremoto, el mundial de fútbol y otros sucesos le restaron protagonismo a un año que se veía espectacular.

Cuatro semanas de calor y carreras. Luego, el descanso. Y si tiene un tiempo, disfrute esta edición de Lobby. Viene bastante entretenida.

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR


AQUÍ ESTA COCO
Renovado y “verde”

No costaría nada hacer una apología de este restaurante y su propietario. Mal que mal “Coco” Pacheco es el personaje más mediático de la gastronomía chilena. Tanto, que muchos de sus clientes son extranjeros que traen anotado en un papelito la dirección de su restaurante.

Digno de elogio fue la reconstrucción de su local afectado por un incendio hace un par de años. Coco se podría haber retirado y vivir feliz en cualquier lugar del mundo. No es millonario, pero tiene buenos recursos. Y en el mismo paño incendiado, que pudo haber vendido en nueve millones de dólares, construyó su propia Fénix. Más aun, con todo lo necesario para convertirlo en el primer restaurante “verde” de Chile. Un establecimiento bajo los principios de eficiencia energética, donde los materiales que se utilizaron son en su mayoría reciclados y donde los estándares acústicos, lumínicos y de temperatura, se basan en medidas internacionales que buscan el confort del ser humano.

Y más allá de la construcción nueva, está el éxito del local. Si Coco Pacheco hubiese puesto un chiringuito, igual tendría una gran clientela. Para muestra, un botón: el miércoles pasado y a la hora del ocaso, Aquí esta Coco estaba de bote en bote. 160 personas disfrutando los platos que salen de su enorme y moderna cocina. En muchas mesas comían centolla… y no precisamente por ser económicas.

El espacio es grande. Tres ambientes en el primer piso y tres en el subterráneo. Cava privada con más de 1.200 etiquetas y espacios para reuniones o diversión. Más arriba, en el altillo, más comedores donde un gran equipo de mozos hace su trabajo eficientemente. ¡Cómo no hacerlo! Cuentan que las propinas son tan generosas que para entrar a trabajar a este restaurante, hay que matar a uno de sus empleados.

En la cocina encontramos a Francisca Pacheco, hija del Coco, arquitecto y tan amante de la gastronomía que cumple sus turnos diurnos y nocturnos como un trabajador más. Y no se amilana. Al contrario, goza su trabajo. En los comedores, Piti (Cristina Baquedano), la mujer de Coco. Ojo avizor del restaurante y gestora del negocio. Con una permanente sonrisa maneja todo. Paz, la otra hija, se encarga de las relaciones públicas y la tienda del restaurante.

No puede ser más familiar.

¿Y su comida?

Casi, casi todo del mar. De la tierra solo filete y cordero patagónico. Todo nacional, nos cuenta Coco. “Nada del extranjero ya que en Chile tenemos de todo y eso le gusta a nuestros clientes”. Aparte de su hija, en la cocina está Bernardino Sepúlveda, por treinta años chef del lugar. Tan necesario para el restaurante que conservo su sueldo y su puesto durante los dos años que demoró su reapertura. Con un equipo así ¿cómo no convertirse en el restaurante más famoso del país según los extranjeros que nos visitan?

Producto chileno y recetas autóctonas, propias y latinas. Desde unas suaves empanaditas de mariscos a un congrio salteado (a la peruana) con cebolla morada, ají amarillo, cilantro y papas fritas. También un clásico: pastel de centolla. Rico y abundante, tanto que ahora lo ofrecen en dos tamaños.

Acá hay comida sencilla y honesta pero bien presentada, eso si que nada del otro mundo. La mise en place se siente desde que se entra a este nuevo Aquí esta Coco.

Según Trip Advisor (http://www.tripadvisor.com/), página web donde se pueden leer las opiniones de más de cuarenta millones de viajeros en el mundo y en la actualidad una de las páginas más visitadas por los turistas, incluye el Aquí esta Coco en el número 24 de una lista que registra 604 restaurantes visitados en Santiago. Para llevar recién cuatro meses abierto, es un lujo que muchos quisieran. Al final la elección es de los clientes, esos que tenían repleto este restaurante una noche de miércoles en un abúlico Santiago que se resiste a morir.

Aquí esta Coco: La Concepción 236, Providencia, fono reservas (obligatorias) 410 6200

NOVEDADES

GUIA MICHELIN ESPAÑA – PORTUGAL 2011

La semana pasada se presentó en una gala celebrada en San Sebastian, la Guía Michelín España - Portugal 2011. Guía ampliamente esperada por el sector gastronómico español.

La Guía Michelín 2011 de España y Portugal destaca los restaurantes tres estrellas Michelin y no hay ninguno nuevo: El Celler de Can Roca de los hermanos Roca (Girona); El Bulli de Ferrán Adrià (Roses); Akelarre de Pedro Subijana (San Sebastián); Arzak de Juan Mari Arzak (San Sebastián); Martín Berasategui de Martín Berasategui (San Sebastián), el Can Fabes de Santi Santamaria (San Celoni) y el Sant Pau de Carme Ruscalleda (San Pol de Mar).

En la categoría de dos estrellas Michelin las novedades son los restaurantes Ramón Freixa Madrid de Ramón Freixa (Madrid); el Miramar de Paco Pérez (Girona); el Arzurmendi de Eneko Atxa (Vizcaya) y finalmente el Calima de Dani García (Málaga).

Los nuevos una estrella Michelin de la Guía Michelín 2011 de España y Portugal han sido 17,
Caelis de Román Fornell (Barcelona)
Doscielos de Sergio y Javier Torres (Barcelona)
Hisop de Oriol Ivern y Guillerm Pla (Barcelona)
Ikea de Aitor Vitoria (Vitoria)
Maruja Limón de Rafael Centeno (Galicia)
Arrop de Ricard Camarena (Valencia)
Moments de Raul Balam (Barcelona)
Gadus de Thierry Enderlin (Mallorca)
Ferrero de Paco Morales (Valencia)
Alborada de Luis Veira (Valencia)
Mirador de Ulía de Rubén Trincado (San Sebastian)
Venta Moncalvillo de Ignacio Echapresto (La Rioja)
Zaranda 3 de Fernando Perez Arellano (Mallorca)
Kabuki de Ricardo Sanz (Madrid)
Aponiente de Ángel León (Cádiz)
Santo Restaurante de Martín Berasategui (Sevilla)
Capritx de Artur Martínez (Barcelona).

Ahora, como es habitual hay que hablar de la nota negativa, 14 restaurantes pierden su estrella:
El Rincón de Antonio de Antonio González (Zamora)
Tapies (Seu de Urgell)
Cingle de Montse Estruch (Barcelona)
Casa Pardo de Ana Gago (La Coruña)
Plat D’Or de Rafael Sanchez (Palma de Mallorca)
El Ermitaño de Pedro María Pérez (Zamora)
Àbac de Jordi Cruz (Barcelona)
Freixa Tradició de Josep María Freixa (Barcelona)
El Hispania de Dolores y Paquita Reixach (Barcelona)
Vivaldi de la familia Cidón (León)
El Cenador de Salvador de Salvador Gallego (Madrid)
Tragabuches de Benito Gómez (Málaga)
Altair de Ramón Casó (Merida) y
Casa Marcelo de Marcelo Tejedor (Santiago de Compostela).

La nueva edición de la Guía Michelin de España y Portugal 2011 ofrece, como ya es habitual, una selección de establecimientos entre los que se incluyen hoteles, alojamientos rurales, restaurantes y bares de pinchos y tapas. También se han señalado en la guía restaurantes que cuentan con el sello Bib Gourmand, indicación que hace referencia a una buena calidad/precio en los menús, a precios asequibles. Del mismo modo, se han destacado hoteles de ciudades céntricas cuya relación calidad/precio se considera bastante ajustada y acertada.

LOS CONDUMIOS DE DON EXE

FÚTBOL Y GASTRONOMÍA

Aunque no me agrada la idea, decidí hacer algo para que los fanáticos del fútbol, entre los cuales no me incluyo, hagan las paces. No sería fácil ya que juntaría a Segovia y a Maine-Nicholls en una misma mesa, ya que bien deben saber mis lectores que no todo se arregla debajo de las sábanas. Muchos convenios se recomponen en una mesa bien dispuesta. Mi misión sería llevarlos a terreno neutral y conversar del tema.

Personalmente no me preocupa que ambos personajes no provengan ni surjan de lo más profundo de nuestra Araucanía. Somos un país de inmigrantes y como tengo la suerte de conocer a ambos líderes, los llamé para un buen almuerzo. Ya se lo cobraré a la ANFP.

- Harold, ¡como va hombre!
- ¿Cómo quieres que me vaya Exe? Estoy con jaqueca.
- ¿Te puedo invitar a almorzar?
- ¿Solos?
- No. También iría Segovia.
- Nicagando, Exe. Me haría mal la comida.
- ¿Te acuerdas de la nieta de la Pitica Ubilla, la minita que hacía streaptease en Antofagasta? Ella vive en Australia pero viene a Chile y quiere dar una entrevista en SQP. De ti depende.
- Me estas chantajeando, Exe.
- Todo por el bien del futbol, Harold.
- ¿Puedo ir con Bielsa?
- No.
- Será, Exe, pero saldrás mal parado.

…..

- Universidad SEK, ¿Con quien desea hablar?
- Con Jorge, señorita
- Acá hay miles de Jorges. Podría ser más preciso.
- Segovia, corazón. Hablas con Exe.
- ¡Exe! ¡Viejo puto!... ¿por que nunca más me llamaste?
- Rosita… andaba fuera de Chile.
- Exe. Si me dices cuándo nos juntamos, te paso a don Jorge.
- ¿Te parece el sábado?
- Te lo paso. No me falles ¿eh?

….

- ¡Coño, tanto tiempo!
- Desde que eras un ilustre desconocido.
- Nunca tanto Exze. ¿En que te puedo servir?
- Quiero almorzar contigo y un amigo. ¿Puedes?
- ¡Coño, no creo! Me lo pazo en reuniones.
- Vamos Jorge, ¿Tan rápido te olvidaste de la Consuelito, esa minita que te presenté cuando llegaste a Santiago con tu inocente cara de cura? Fíjate que ayer me encontré con ella. Esta estupenda.
- … ¿Con quien almorzaríamos?
- Con Harold.
- Chaval… me estas cagando.
- ¡La Consuelito dijo lo mismo!
- Vale, coño. Ostias. Avísame día y hora. Ojala no salgas mal parado.

….

No me quedaba otra que recordarles los tiempos de juventud. Esos tiempos donde hasta las hormigas culonas pasaban susto. Pero ahora el problema era mío. ¿Dónde llevarlos? Segovia apostaría por un restaurante español y Harold por un pub irlandés. Segovia por unas gambas al pil pil y Harold (para hacerle la pata al jefe) por un ciervo ahumado. Pero para ser justos y nacionalistas, los llevé a degustar comida chilena. Esa intrínsicamente nuestra. Huasa y tradicional.

Llegaron puntuales al hotel Galerías. Allí nos esperaba Jorge Caro con sus especialidades. Harold con una serie de carpetas bajo el brazo. Segovia con un maletín de cuero café. Se saludaron fríamente. Me miraron con cierto odio ya que les guardo algunos secretillos de juventud que ninguno quiere sacar a colación. Pusieron sus papeles arriba de la mesa y les solicite que los retiraran. ¡Este es un almuerzo de amigos!, les dije mientras llegaban a la mesa sendos pisco sours que ayudaron a descongelar el ambiente.

- Yo no bebo. Me dice Segovia.
- Yo tampoco. Me observa Harold.
- ¡Miren ustedes, eh! No fue lo mismo lo que me contaron la Pitica chica y la Consuelito. ¿Podrían olvidarse de las ceremonias?

Lo que es la vida, pensé. Mi abuelito me decía: “Mijo, dos pendejos tiran más que una yunta de bueyes”. Bebieron el sour con unas empanaditas fritas de rechupete que nos sirvieron de aperitivo. Luego, la clásica conversación:

-.Ez que vos…
- Es que tú…
-.Ez que vos…
- Es que tú…

Al momento de la entrada, locos con salsa verde y mayonesa casera, se empezaron a interesar más de la comida que del fútbol.

- ¡Eztos locos están de la putamadre, coño!
- Voy a traer a Blatter a cenar acá, dijo el otro.
- Oye Ezxe… ese vino blanco, Chagual, es como de los nuestros allá en Extremadura.
- Chamán weon… Chamán.
- Yo le llevé dos botellas a Blatter el año pasado… ojalá se las tome y no las regale
- Puez yo quiero comprar una caja ¿Zerá muy caro?
- ¿Aun es temprano para hacer un salud a la irlandesa?
- ¿Como es ezo, coño?
- ¡Debajo de la mesa!

Esa misma mesa donde se estaban haciendo amigos. De fondo, costillar con puré picante; garrón de cordero con verduras grilladas y lomo a lo pobre (que de pobre, nada). Para empujar, más Chaman, esta vez cabernet sauvignon.

- Jorge, ahora que me quedaré cesante en Chile… ¿Podría dar unas clases en tu universidad?
- Coño, pero ni decirlo. ¿Queréis periodismo deportivo o en la escuela de derecho, ya que eres hábil para eso de pillar artículos como el 164?
- No fue de mala leche, Petazeta. Tú sabes que mi jefe es Blatter.
- Pasa el lunes por mi oficina… o si te da lata te mando un junior con el contrato para que a partir del 16 de enero seas decano de alguna facultad.
- ¿No se enojará tu amigo Piñera?
- Esto es entre privados, amigo. Ni Piñera ni la Bachelet tienen entrada para esta fiesta.
- ¿Quieres dictar clases, Exe?

Chantaje I, II y III serían mis ramos preferidos, les comenté riendo mientras llegaban los postres: Mote con huesillos, torta de milhojas y sopaipillas pasadas junto a una serie de licores Espíritu de Colchagua, quizá los últimos que prueben en esta vida ya que el terremoto mandó abajo la casona-fábrica que los elaboraba.

Tarde ya, finalizando el almuerzo llegaron los brindis de rigor:

-Yo quiero brindar con un patxaran. Puez hace mucho tiempo que no lo pasaba tan bien.
- Y yo con un Pflumni, un aguardiente suizo, elaborado por destilación de ciruelas. Ya lo saben: Blatter = Fifa = Harold. A ciencia cierta me encantaría una piscola, pero dadas las circunstancias… ¡Amigo!, le dice al mozo. Tráigame una piscola nomá.
- ¿Qué vas a beber Exe?

Pedí un Araucano. Lo que ellos no son ni lo serán nunca. Mis amigos no cambiarán. El fútbol, pasión de multitudes, está manejado por empresarios que disfrutan de un gobierno absolutamente independiente de todo Y tan comercial es este deporte en la actualidad que Segovia lo cuenta a su manera en la revista El Sábado: “Si usted compra un pasaje de avión, no le da derecho a elegir al piloto, sólo le da derecho a viajar en ese avión. Derecho a viajar seguro, que el avión no se caiga, pero no le da derecho a opinar quién es el piloto. Pero si usted quiere elegirlo tiene que comprar acciones de la compañía.”

Salieron amiguis y lo que nunca se sabrá es que si este almuerzo les cambiará algo la vida. Los negocios son los negocios. Los amigos son los amigos… y la política es la política.

Mathy, hincha de Deportes Iquique, ojalá no lea esta historia. Ella aun cree en los peces de colores

Exequiel Quintanilla

Vichuquén: Hotel Galerías, San Antonio 65, Santiago Centro, fono 470 7400

PURO VINO ES TU CIELO...

CHILE, TERROIR DE VIÑAS

En el marco de los festejos del Bicentenario, la empresa de comunicación Josefina Rosner Wine, Web & Communication y LA CAV (Club de Amantes del Vino), presentaron un proyecto editorial sin precedentes. Se trata del libro Chile - Terroir de Viñas, un homenaje a las viñas del país que muestra al mundo su imagen y potencial vitivinícola.

La propuesta comprende un intenso recorrido por 400 años de historia, abordando la temática desde múltiples perspectivas, con un equipo de investigación editorial conformado por destacados profesionales, reconocidos como referentes en sus disciplinas: Héctor Rojas Barahona, Gonzalo Rojas Aguilera, Ana María Barahona, Sara Bertrand y nuestro apreciado Rodrigo Alvarado Moore.

El lector encontrará seis fascinantes capítulos que desarrollan los aspectos más importantes del sector: las particularidades distintivas de la geografía chilena, el vino desde su génesis hasta el Bicentenario, la riqueza patrimonial y cultural, consolidación y posicionamiento, enología y enoturismo.

Todo ello bajo una mirada documental que rescata el valor cultural, social y artístico de un país con fuerte identidad vitivinícola, con el aporte de interesantísimas entrevistas a los hacedores de esta industria, sus testimonios y datos de actualidad que reflejan el potencial alcanzado en los últimos 20 años.

Esta iniciativa se constituirá en un legado histórico y un documento de consulta y colección, único en su temática y estilo por su relevancia y su cuidada investigación.
El libro está disponible en librerías y viñas de todo el país

CUENTOS EMBOTELLADOS

MI VIDA POR UNA MEDALLA
Un cuento para los amantes del vino

Jacinta Baquedano*


Mi apellido es Sierrabella. Nací en un predio cerca de Cauquenes. Perdón, nací en una pobre bodega de vinos de esa zona. Mi madre –jovencita- tiene genes de cabernet sauvignon y mi padre –bastante mayor- una mezcla rara de carignan y país. Estuve nueve meses evolucionando en unas añosas barricas que ya habían tenido muchísimos hijos.

Cuando nací y luego de aplicarme una inyección de tintorera ya que estaba muy pálido, me trasvasijaron a una botella de color verde y me guardaron. A los tres meses pegaron dos etiquetas en mi cuerpo. Una era mi nombre y origen, hijo de agricultores que decidieron botar sus pobres plantaciones de manzanas chancheras y plantaron nuevas cepas, y al otro lado pusieron mi carné de identidad, los datos más profundos de mi creación, (aunque a decir verdad, un poquito alterados ya que el papel aguanta todo).

Mi traje era bonito y elegante. Posiblemente mucho dorado y rococó, pero parece que estaba de moda en el secano costero del Maule. Me dejaron descansando en unas cajas de cartón durante un mes y de ahí me lanzaron a la vida. Me pusieron precio y salí a ofrecerme a los postores de mi pueblo. Cuando llegué –orondo y ufano- a la primera botillería me percaté que la cosa no sería fácil. Cientos de familiares estaban descansando en los anaqueles. “Aquí nadie te comprará”, me dijo el encargado, un gordo con mostachos y una cara de poco gentil. “Acá tus parientes más pobres, esos que usan ropa de cartón o de plástico son grito y plata. Además, pocos se preocupan del pedigrí y no me hables de alcurnia, cuando ni siquiera ‘tenís’ una medalla”, concluyó.

Salí acongojado. Si quería triunfar debía abandonar mi pueblo y emigrar a la urbe. Pero, ¿cómo lograr la fama sin medallas? Regresé algo decepcionado a la bodega y me escondí un par de meses pensando la estrategia que debía seguir para ser exitoso.

Casi me convierto en vinagre tras mi experiencia en la ciudad. Entré a una tienda de vinos y me encontré con miles de primos y tíos en los anaqueles. Cada uno más sofisticado y snob que el otro. Todos con medallas y puntos... ¡como las notas de los colegios! Conversé con el vendedor y le pregunté por mis posibilidades. “Pocas o ninguna” fue su rápida respuesta. “No tienes ni precio ni valor en la ciudad. Te recomiendo que regreses a tu pueblo y que te cambien de ropa: te puedes poner un traje de cartón o sencillamente uno de plástico tipo Cachantún y ahí tendrás alguna posibilidad de ser alguien”

Me retiraba deprimido y decepcionado aunque no vencido. Un tipo que estaba en la tienda, viendo mi desesperación se apiadó y quiso saber más de mí. “Soy uno de los dueños y me gustaría conocerte. Saber de tus orígenes, tu acidez, si tus padres son jóvenes o viejos; ver tu color, tu transparencia, tus piernas En fin, hacerte un pequeño perfil para saber si tienes alguna posibilidad en esta jungla de etiquetas”

Lo hizo y parece que algo le agradé. Me pidió más antecedentes y me contó que me ayudaría para conseguir al menos una medalla en algún lugar del mundo, presea que necesitaba para seguir viviendo y no convertirme en aderezo de ensaladas. Parece que mi nuevo amigo tenía algunos contactos ya que pronto estaba realizando un largo viaje en avión con destino a Etiopía, donde harían un concurso. Poco conocí del lugar ya que apenas llegué me colocaron dentro de una bolsa de color negro y me repartieron en varias copas. De ahí pasé a las bocas de los conocedores y luego a un balde donde reposaban ya muchos amigos. Me sentía seco y vacío cuando entregaron los resultados. Me iluminé cuando escuche mi nombre. ¡Había ganado una medalla! Una de las doscientos treinta y ocho repartidas pero la primera en mi vida. De plata pero medalla al fin y al cabo. Era el inicio de una nueva vida. Un pasaporte para mi futuro.

Llegué a Santiago feliz y traté de codearme con mis parientes más pudientes. Ni me saludaron. “Somos de otra estirpe”, me respondieron. “Ojalá alguien te pesque pero no cuentes con nosotros.” “Leyda nunca se comparará con tus míseros orígenes…”, fue uno de los comentarios más suaves que escuché.

No quería regresar derrotado a mi pueblo. Recorrí todos los barrios de la ciudad por si alguien se interesaba en mí. ¿Etiopía? ¿Qué es eso?, me preguntaban. Muchos reían. “Una medalla no es nada en la actualidad” “Vete de aquí” “¿No tienes alguna otra propuesta más interesante que mostrar?” “¿Conoces el Wine Spectator?” “¿Te cató Parker o alguno de sus secuaces?” “¿Saliste ya en la guía del Pato Tapia? ¿Te conoció Fredes? ¿Pasaste la prueba de Placeres?” “Ojo con la Wain: te puede sepultar para siempre…” “Habla con Ibáñez… a lo mejor él puede hacer algo” “¿Qué dijeron Mariana Martínez y Ricardo Grellet? ¿El maestro Héctor Vergara? ¿El difícil Brethauer?” “¿Probaste ofrecerte por Internet?”, y así sucesivamente.

Regresé a mi Cauquenes natal con la cola entre las piernas y una medalla en mi corazón. Decidí entonces recomenzar mi vida de otra manera. No me dejaría vencer fácilmente. Pronto me vestirán de cartón seré el primer y único tetra pack ganador de una medalla en Etiopia. Aunque a muchos les duela.


*Jacinta Baquedano pulula por aquí y por allá. Es socia de una empresa de RR.PP. y se da los gustitos que pocas se atreven a vivir, como sentarse sola en un bar a beber una copa. Por eso le gusta viajar y, por supuesto, los hoteles, donde disfruta que la confundan con una turista o una excéntrica. Escribe sobre hoteles en Planetavino.com y se comprometió con Lobby para entregarnos otro tipo de colaboraciones. Esta es la primera y le damos la bienvenida. Ojalá sea del placer de nuestros lectores.

BUENOS PALADARES

LAS CRÍTICAS GASTRONÓMICAS DE LA SEMANA

ESTEBAN CABEZAS (Wikén)
(26 noviembre) LAS BRUJAS DE CACHICHE (Manuel Montt 1807, fono 274 6392): “Abierto hace poco, este nuevo local que apuesta a los sándwiches peruanos -una maravilla digna de ser declarada patrimonio de la humanidad- aún no está para visitas. Les falta. Les falta café espresso, les falta suspiro limeño, les falta guacamole. Y, además, algo más que un detalle en su cocina. O sea, les falta.” “¿Será porque mantienen en paralelo la carta de sándwiches y la de platos regulares de un restaurante? ¿Será que lo que hace grande a una sandwichería es su especialización, buscar siempre el pan más fresco o la perfecta ecuación entre rico y rápido? Lo cierto es que un cebiche mixto para compartir ($6.000) traía el pescado más cocido que en cebiche chileno, aparte de pulpo, camarones, camote y choclo.”

SOLEDAD MARTÍNEZ (Wikén)
(26 noviembre) EL TXOKO ALAVÉS (Mosqueto 485, Santiago Centro, fono 638 2494): “En nuestro último almuerzo en el Txoko comenzamos con seis correctas croquetas de jamón ($4.500) y un abundante "revuelto" de huevos y trocitos de bacalao seco ($6.500), aunque -tal como en ocasiones anteriores- lo realmente espléndido estuvo en especialidades ya conocidas, pero que ahora alcanzaron su mejor expresión.” “Los platos elegidos en la ocasión fueron kokotxas ("barbillas", según la Academia, de la merluza austral) en salsa verde, y cabrito con papas chauchas (ambos a $8.500). En cuanto a las primeras, no recuerdo haber probado otras tan numerosas, con tanto sabor y bien preparadas, en salsa de perejil con láminas de ajo doradas, "pilpileada" gracias al movimiento en círculo de la sartén en que el aceite de oliva se va espesando con la consistencia gelatinosa de esa parte del pescado. El cabrito (que se ofrece sólo cuando está disponible en el mercado) traía varios trozos de tierna carne y de costillar asados a punto, con su jugo y no sólo papas de acompañado sino también bastante ensalada.”

RODOLFO GAMBETTI (Las Últimas Noticias)
(26 noviembre) EL BOHÍO (Hotel Sheraton, Av. Santa María 1742, Providencia, fono 233 5000): “No hay duda de que varios restaurantes capitalinos pueden ofrecer un buffet informal con la calidad que consiguen los cocineros de Josef Gander, gruñón y portentoso mago del Sheraton. Algunos locales también logran una calidad de servicio que se aproxima a la del Bohío, restaurante estival de ese ícono hotelero. Y existen sitios con ofertas de mariscos tan atractivos como los suyos, mientras tiernas carnes selectas crepitan apetitosas, de cerdo y novillo, en el asador y guisos y pastas invitan. No es raro tampoco que un equipo de servicio también pueda ofrecer cervezas novedosas, cócteles bien hechos y espumantes bien fríos y secos.” “Lejos resulta el más cotizado de los clubes para disfrutar con gran estilo de la capital en primavera y verano.

BEGOÑA URANGA (El Sábado)
(27 noviembre) KILÓMETRO O (Isidora Goyenechea 3000, subsuelo, Las Condes, fono 245 7077): “Para comenzar, un vino delicioso, Sofía, de Bravado Wines, un pinot noir que el master sommelier Héctor Vergara recomienda con entusiasmo. Junto ello, una fuente de hielo en la que reposan pequeñas ostras de Calbuco, de intenso y delicado sabor. Una de las maravillas de este alejado país. Además, camarones ecuatorianos, blanditos y en su punto, junto a unas grandes patas de jaiba.” “Los segundos no fueron todo lo emocionantes que se esperaba. El garrón de cordero con salsa de vino, sin objeciones, pero el acompañamiento... un puré picante que no se avenía con el casi dulzor de la salsa. Un pastel de jaiba aceptable, pero nada para morirse.”