martes, 16 de abril de 2013

LOS CONDUMIOS DE DON EXE

DE COMPRAS EN PATRONATO

¿Por qué a las mujeres se les pone la idea en la cabeza de ir a vitrinear a Patronato? ¿Saben mis queridos lectores lo que es esa calle un sábado a mediodía?

- ¡Tengo un dato para comprar ropa buena, bonita y barata!
- ¿Dónde, preciosa?
- En Patronato perrito… ¿Me acompañas el sábado?

Ojalá hubiese sido feriado. Pocas (ninguna) ganas tenía de ir a meterme a esos barrios. Antes, en mis tiempos, Patronato era un sector donde se podía vitrinear tranquilo y sin mayores problemas. Ahora, convertido en una Chinatown de poca monta, no me atrae para nada. Pero como a Sofía lo que se le pone en la cabeza lo cumple, tenía dos alternativas: A) La acompañaba y ella estaría feliz y B) No la acompañaba y ardería Troya.

Metro hasta la plaza Italia y taxi hasta el corazón de Patronato. Tiendas de todos los tamaños y vendedores ambulantes dificultaban el paso. Me di el gusto de analizar lo que venden los pocos árabes y muchos chinos y coreanos que hay en el sector: 80 % de ropa para mujeres; 20% para niños y hombres; Jeans de todos los precios, modelos y calidades; blusas y ropa de temporada a precios bastante parecidos a los de los malls, esos que tienen aire acondicionado y todo. Para mi gusto, poca lola atractiva. Mucha guata al aire que necesita dieta o ejercicios. No como en al Parque Arauco. Allí dan ganas de quedarse con las barriguitas que uno ve.

Hora y media de paseo para comprar una blusa para su madre que les juro no ocupará nunca. Yo, con sed de sábado a mediodía la seguía. Por fin capituló y me preguntó si por ahí había algún lugar donde beber y comer algo. No sé la razón pero me acordé de La Bodeguilla, un ambigú ubicado muy cerca de ahí y que había visitado en tiempos de juerga. Además, me acordaba que tenía especialidades españolas y que era (para los tiempos actuales) relativamente cómodo y barato. Además, es como una tasca, de esas para comer o tapear, como dicen mis amigos coños.

¡Un sour a la vena!, le grité al mozo mientras nos sentábamos en el interior de este oscuro lugar. El mozo, español, comenzó a enumerarme las alternativas de aperitivos. ¡No amigo!, tráiganos dos sour y de ahí hablamos.

Mientras aplacábamos la necesidad de esa sed alcohólica de mediodía, me percaté que mi paquita andaba rara. Bebía sorbo a sorbo su sour mientras mi copa ya estaba vacía.

- ¿Qué te preocupa guachita?
- Nada tremendo Exe. Solo pensaba que cuando estamos más grandes, los años se pasan volando. ¿Te das cuenta cómo pasan los meses… hace nada estábamos dándonos el abrazo de año nuevo?
- Pasa rápido querida. Mira: ahora viene el día de la madre; de ahí el del padre, de ahí el 18 de septiembre, y de la cueca a los abrazos de Año Nuevo es un soplido.

Cuando llegó una porción grande de calamares a la romana y alioli y una fresca sangría, ambos estábamos pensando cómo librarnos de las obligadas tradiciones y partir juntos a cualquier destino. Plata había pocaza, así que no era cosa de llegar y decir “nos marchamos”. Pero aun así, y comiendo las rabas a mano, cosa que me encanta, decidimos planear con tiempo algo atractivo y entretenido. Mal que mal, ya somos más que adultos y nos gusta estar juntos.

Pedimos una paella, no sin antes atacar unos pimientos del piquillo requetecontra buenos. El ambigú, ahora a cargo de Cristóbal Morales, un murciano bueno para cocinar y para los negocios, es una copia feliz de su antiguo Manolo’s, un merendero que tenía en Providencia y que vendió por unos buenos pesos, ya que el comprador necesitaba la casa para hacer un edificio. De allí aterrizó en La Bodeguilla, y ahora está captando a sus clientes de siempre.

Rica y sabrosa paella. Mejor que muchas que he probado en españolísimos lugares. Me cuentan que también son famosos el cabrito al horno y el rabo de buey.

- ¿Y si nos vamos de vacaciones unos días? Mira Exe, yo podría dejar el regalo de mi mamá antes de la fecha y mis jefes me deben unos días de descanso… ¿te mojas el potito?
- No sólo me lo mojo, respondí. Yo buscaré algún lugar para pasar unos días. ¿Trato?
- Trato.

Buen café y buen precio final para esta aventura en Patronato. Aunque piensen que estamos muy adelantados para las fiestas de se vienen por delante, no es así, ya que de rompe y raja llegaremos al 2014. Y de lo poco que queda, seguiremos visitando cuanto boliche vean nuestros ojos. Para que usted los anote y visite, como este local, donde sus almuerzos son para gozarlos reposadamente, sin grandes pretensiones ni modernidades, pero fieles a la tradición de una tasca y con precios absolutamente convenientes.

Exequiel Quintanilla
La Bodeguilla: Dominica 5, Barrio Bellavista, fono 2732 5215