martes, 2 de julio de 2013

MIS APUNTES GASTRONÓMICOS

PREGO
Regresa la esperanza

Olguer Inostroza es un empresario atípico. Tras comprar el Peyo a los atribulados deudos luego del fallecimiento de su antiguo dueño, Alfredo Hahn, decidió “darse un baño de cocina” y se matriculó en Inacap, donde aprendió las lecciones básicas de gastronomía. Luego y tras el éxito de Don Peyo, que renovó parte del espíritu de su creador, se atrevió a emprender con otros establecimientos, varios de ellos se convirtieron en un verdadero desastre. Sin embargo su afán empresarial lo llevó a ser parte del restaurante Prego y luego de un tiempo se convirtió en el único dueño del lugar.

El Prego tiene su historia. De dulce y agraz como todas. Creado por Gabriel Délano junto a su socio argentino, Carlos Boni, tuvo un éxito inmediato, más que nada gracias al modelo del negocio, una trattoria al más estilo bonaerense. Luego, las vicisitudes de la gastronomía, el Prego cayó en desgracia y con él, varios socios que se incorporaron a la propiedad con el fin de salvar el negocio.

Hasta que llegó Olguer.

Y comenzó una renovación que aún no finaliza, aunque parte de ella la conocí hace un par de semanas junto a un concurrido comedor a la hora de almuerzo. El lugar se nota más limpio y reluciente a pesar de que todo se mantiene casi igual a su comienzo. Sin embargo se nota preocupación en el servicio con la contratación de un maître y otros garzones de oficio, con lo que se hace más fácil la elección de un plato entre sus muchas variantes. Ellos, con el conocimiento de años en el bolsillo, guían efectivamente al cliente en sus preferencias, al contrario de muchos otros garzones “mañosos” que tan sólo trabajan por una posible propina.

Música de la península (envasada) para comenzar a almorzar. Una copa de sauvignon blanc de una amplia selección de vinos, está perfecta para degustar  una deliciosa sopa (¡nada mejor que una sopa para el invierno!) de mariscos (5.900), acompañada de un pote con trozos de locos. Rico e inusual comienzo. Luego, y previa copa de otra copa, una selección de mariscos (en la carta Antipasto de mariscos), cuya porción fácilmente alcanza para tres personas, con locos, centolla, machas, cebiche, calamares y pescado arrebozados a la romana y cebiche de salmón. Un verdadero “jardín” de mariscos, bastante superior a lo que ofrecen en las marisquerías de los balnearios.

Sabrosa pasta rellena como plato de fondo. Un verdadero descubrimiento ya que la pasta está bien elaborada, en su justa firmeza y grosor. Las pastas, tanto como los ñoquis y el risotto varían entre los 5.900 y 10.900, dependiendo del relleno y/o de su acompañamiento. Rico flan casero con unos rococó adornos de crema que bien pudieron quedarse en la cocina (2.600) y un tiramisú que debería elaborarse según las normas y que no sea sólo un postre de café (2.990), hicieron de este almuerzo una grata experiencia donde se superaron ampliamente mis expectativas. En diciembre del año pasado los visité una noche y quedé tan pesimista con el futuro de esta trattoria, que esta nueva visita me confirmó que las cosas (cuando se tiene la paciencia y el cuero de chancho necesario) se pueden transformar para mejor.

Bien por los cambios y bien por todo lo que han hecho para que Prego sea nuevamente un referente. Mi único pero es que el dueño está obsesionado en que el lugar sea un restaurante, y yo opino que mejor es ser una buena trattoria que un mal restaurante. Ejemplos ya tenemos demasiados. (Juantonio Eymin)

Prego: San Pascual 72, Las Condes, fono 2208 7550