martes, 12 de noviembre de 2013

BUENOS PALADARES

CRÍTICAS Y CRÓNICAS GASTRONÓMICAS

UNO COME
CARLOS REYES
(NOVIEMBRE) STRADA (Mirador del Alto, mall Alto Las Condes, local 3248, fono 2596 7275): Sencillo pero no fácil. Preparar spaghetti en un restaurante puede ser un gran éxito o una soberana tortura… depende del cocinero. Es que ese tipo de pasta, como suele suceder, tiene una carga cultural, sobre todo en Chile que tiene estatus de artículo de primera necesidad. Pero incluso obviando esa certeza engordante, cuando se aborda una receta mediática, de esas que trasladan a quien las consume al mismísimo lugar de los hechos, se debe (repito, debe) tener, aparte de cariño, precisión y respeto. Cualquier cabo suelto y unos Spaghetti con albóndigas (Meat Balls en la carta de Strada), más que aludir al imaginario romántico de las películas y series de la mafia, aparecen como una copia pirateada de un sueño fílmico. Algo más bien delictual, canero.” “Pero no se puede tolerar, menos por $ 7.590 una salsa que, acaso, por tratar de rebajarle la acidez terminó sin sabor, sin siquiera un poquito de albahaca seca para darle algo de personalidad, junto a unas albóndigas tamaño XS, duras y sin sazón ni compasión. Un plato digno de alguien que de verdad quiere matar… de pena.”

LA CAV
CARLOS REYES
(NOVIEMBRE) A TODA COSTA (Av. Costanera s/n, Algarrobo Norte, fono (35) 248 7327): “El lugar es grande, con una espléndida terraza e interiores igualmente espaciosos. Pero como el diablo está en los detalles, el desgaste del piso, rincones y terminaciones es notorio. Datos que permiten deducir que lo urgente supera a lo importante en un local que sí luce por un servicio, ágil, cortés en la medida de lo posible ante un comedor atiborrado y bastante paciente frente a una clientela inquieta y no siempre amable pese al potencial ambiente de relajo.” “La solución salomónica fue una entrada de corte típico y un fondo entregado a la creación del local, aunque en ambos casos los problemas fueron más grandes que la voluntad de disfrutar de una buena comida. En las Machas a la Parmesana ($ 7.450) los reparos no estaban en la cantidad de conchitas servidas, sino en un gratinado casi inexistente, y un excesivo queso que además no ofrecía demasiada intensidad al gusto, por mucho que la pimienta hiciera su mejor esfuerzo en sazonarlo. Aparte ¿Habrá pronto la valentía suficiente para decirle al comensal “sabe, las machas están muy chicas como para servirlas, por favor no deprede”? El tamaño de las lenguitas sugería esa reflexión. Por otro lado, ok, vaya y pase el plato gastado por las idas y venidas al horno, pero esa excepción no corre para el fondo, para el Risopez ($ 7.950) con los extremos picados, bien picados. Allí el cuidado de un plato de autor, vale decir, el refinamiento, no existió: salsa dulce-mermelada sin matices, un “risotto” de quínoa que no era tal (el término es para el arroz) con trozos gigantes de alcachofas, aparte de mal montado, más un trozo de pescado al menos dentro de lo esperable en términos de cocción. Un conjunto que dejó más el sabor de una aventura pretenciosa que la de un plato honesto en su concepción. Al debe.”

MUJER
PILAR HURTADO
(NOVIEMBRE) FORTUNATA BISTRO (Edificio Titanium La Portada Nivel -1, local 204, Avenida Isidora Goyenechea 2800, fono 2958 4495): “Nos empezó gustando el precio de las copas de vino -$2.200- y los precios de la carta en general. Probamos una degustación de patés caseros, tentadas porque uno de ellos era de salmón con alcachofas (pero nos pareció que la alcachofa se perdía un poco) y el otro de campo con pera fresca en tajadas (yo hubiera buscado una solución más delicada que potenciara el paté). Las tostadas venían preparadas y las pastas eran un tanto rústicas en su factura; la porción era contundente. Pretendíamos pedir dos pastas como fondo y una ensalada para compartir, pero al ver el porte de los platos, cancelamos una pasta y nos quedamos solo con los delicados sorrentinos de calabaza a la mantequilla, que estaban deliciosos, y una ensalada de endibias con limoneta y miel como aliño; enorme y muy fresca, con el aliño justo. La atención fue muy amable, pero no muy ágil ese viernes; por suerte no estábamos apuradas.”

WIKÉN
ESTEBAN CABEZAS
(NOVEMBRE) BAR THE CLINIC ÑUÑOA (Jorge Washington 58, Ñuñoa, fono 2920 8304): La carta ("choreable") trae una oferta realmente interesante y variada de cervezas y bebedizos, muchos de ellos con bautizos en la misma tónica. La comida no se queda atrás, con una tabla vegetariana llamada Tohá o un consomé "de rescate" llamado Golborne. En este caso se optó por unos pequenes con queso ($5.900), grandes, más hacia el lado del queso, sabrosos y llenadores. Recién fritos.” “Luego fue el turno de un pastel de jaiba ($5.900) igualmente bien hecho, hirviente y bien ponderado entre sus sabores. Y, a la par, una crema de almejas ($3.400) que más bien era crema con almejas licuadas. Muy densa para ser sopa. Entonces: o se van por el lado de la clam showder o por el del consomé de mariscos, pero esta crema era casi un chupe.” “Con un servicio muy gentil y una cocina algo lenta, por privilegiar la salida del menú de almuerzo, la experiencia fue menos que excelente y más que regular.”