martes, 14 de enero de 2014

BUENOS PALADARES

CRÓNICAS Y CRÍTICAS
DE LA PRENSA GASTRONÓMICA

QUÉ PASA
DANIEL GREVE
(Enero) CAFÉ BOTÁNICO (Gerona 3410, Ñuñoa): “Como en casa. En el patio, en la terraza. Con ese relajo, con esa sensación de reloj sin tiempo, de sosiego extremo, el nuevo Café Botánico, a pocas cuadras de Plaza Ñuñoa -pero lo suficientemente escondido-, acoge sin más pretensión que una propuesta sencilla y confortable. La carta ofrece sándwiches, lasañas, pascualinas y potajes, pero el menú del día (por insuperables $3.800 con jugo incluido -pidan el de lulo-) puede ofrecer exquisitas koftas con puré de lentejas rojas y porotos negros, antecedido por una débil aunque bien aliñada ensalada, con frutillas frescas. Algo que no todos los patios de nuestras casas pueden ofrecer.”

WIKÉN
ESTEBAN CABEZAS
(ENERO) ROSSO ITALIANO (Boulevard Parque Arauco, local 373-A. fono 2229 2010): “¿Mala suerte? Por lo menos para un servidor, sí. Buscando un restaurante más crecido, con más trajín y menos errores del rodaje, se optó por Rosso Italiano, en el Boulevard del Parque Arauco. Y, por mala estrella o -quien sabe- por mala mecánica ya asentada, la experiencia fue mala.” “Luego, los platos principales no llegaban. Ya había pasado una hora desde el asiente. Y al consultar, la comanda se había traspapelado. Rabia, frente a la cual el mozo aseguró que los platos llegaban en cinco minutos. Y ofreció dos copas -piscinas- de vino por cuenta de la casa, sin especificar la viña (eso se podía hacer en los ochenta, señor mozo).” “Ya a estas alturas, ni esperar el postre. La boleta sí llego a tiempo, aunque no pudo quitar el mal gusto, el que no se merece esta cocina. Y lo otro: con esos precios, es mejor cambiar los cubiertos entre un plato y otro. Lo mismo las servilletas: no son tarifas para limpiarse la boca con papel.”

WIKÉN
RUPERTO DE NOLA
(ENERO) STARNBERG (Alonso de Córdova 2359, Vitacura, fono 2953 5100): “Ilusionados, pedimos en el Starnberg camembert frito con mermelada de ají. Se acabó el camembert. "Bueh", pasa hasta en las mejores familias. Nos apetece la ensalada de habas Starnberg: no hay habas. Entonces uno dice "al menos habrá Bratwurst" (es restorán alemanado): no hay Bratwurst. "¿Pero sí habrá Sülze -queso de cabeza- con salsa rémoulade (curiosa mezcla franco-germana)?". Pues, tampoco. Como la carta trae bienvenidas chilenidades, "habrá lengua ahumada, en este país con tanta vaca". No. Mientras consulta el garzón, corre el tiempo... Al final ¡bingo! Pernil para picotear: maravilloso pernil, deshuesado, sin cuero ($8.500) y ¡pasado por la parrilla! Lo mejor de la comida. Sube el ánimo.” “El Starnberg tiene su tradición de viejos platos alemanes y chilenos (hemos comido ahí una excelente tortilla de sesos). Además de las especialidades germanas, hay cazuela de vaca, sesos en mantequilla negra, higaditos al jerez, plateada, palta Reina, palta Victoria (nombre mal puesto: con camarones se llama Cardenal). La cosa es que nada de esto se haya acabado ("ha habido tanto público..."). ¿Nadie calcula ahí? Y que no tenga uno que ir a pararse frente a la cocina porque la orden no llega.”

LAS ÚLTIMAS NOTICIAS
RODOLFO GAMBETTI
(ENERO) ACQUA (Hotel Radisson, Borgoño 23.333, Concón, fono 32- 254 6400): “Una búsqueda definida de encantar al viajero. Un cóctel en la terraza, con espumantes y energéticos y bandadas de muchachas En la cocina, Rodrigo Riquelme, chef formado en la rigurosa escuela del maestro Josef Gander (Sheraton). Que abre su carta verano 2014 con un capuchino de almejas y choritos al beurre blanc al azafrán, con un toque de merkén ($6.900). Gran equilibrio y una tentación absoluta. Luego una causa de  congrio ($9.000), crujientes dados fritos en tempura,  más ligera que la versión original de este plato peruano.  Como degustación la acompaña un filete de salmón austral ($9.000), salteado de habas sobre discos de papas chilotas con salsa de coral de ostión. Barajamos de nuevo nuestros productos, eludiendo rutinas.” “Como segunda degustación, entraña braseada ($9.900) con papas al romero, crema ácida y ragout de vegetales. Una delicada decisión de cocina, que exige larga cocción  capaz de otorgar blandura a ese corte. Y unos capelletti de carne mechada a la cacerola ($8.800) aún en etapa de definir el sutil grosor de la masa que los envuelve, para lucir esta fusión.” “Quien quiera estar en Reñaca a la distancia precisa del Cementerio, la playa de los que se creen la muerte, ya sabe dónde puede comer con fundamento, al filo del Pacífico.”