martes, 18 de marzo de 2014

LOS CONDUMIOS DE DON EXE


MI TÍA ADELAIDA

Mi tía Adelaida debe estar cerca de los noventa años ya que es la madre de mi primo Axe. Según lo que me contó, su madre fue muy liberal en sus tiempos de hippie y producto de una aventura pasajera con el ex alcalde de Renaico, nació mi primito. Ese cuento lo supo cuando lo llevó a la iglesia el día que el famoso alcalde se fue a mirar las papas por debajo.

¿A qué viene todo esto?

El huaso bruto me llamó ayer para preguntarme si yo podría recibir a su mamucha en mi departamento. “-Serán sólo tres días, -comentó. “-La vieja anda medio achacosa y quiere conocer Santiago antes de morirse”. “Además, ¡es tu tía carajo!, así que tendrás que hacerte el lindo nomás.”

Esperaba encontrarme con una veterana vestida de negro y con zapatones de charol. Y eso busqué cuando llegó el bus al terminal. Bajó el último pasajero y no la encontré. Un chiflido me hizo volver a la realidad. “-¡Hey!, ¿tú eres Exe?”, pregunta una mujer canosa, de manos arrugadas pero bastante jovial a pasar de su edad.

- ¡Tía Adelaida!
- ¡No me digas tía!, viejo de mierda.
- ¿Cómo quieres que te diga, tía?
- ¡Dale con lo de tía! Dime Adelita
- Perfecto Adelita.
- Axe me habló mucho de ti, dice que eres un cartuchón y con esa cara que tienes no me extraña.
- ¿Qué más te contó?
- Puras verdades mijito, pero tengo hambre. Este bus de mierda se demoró diez horas. ¿Dónde cenamos hoy?
- Donde tú quieras Adelita.
- ¿Cómo mierdas voy a saber dónde, si el que conoce Santiago eres tú?

Pasamos a dejar su equipaje al departamento. Mi tía, perdón, Adelita, deslenguada y todo, me estaba pareciendo interesante y mis preocupaciones poco asidero tenían. Mientras ella guardaba su ropa en el closet, me pidió un cortito.

- Exe, si tení guindao da lo mismo, aunque preferiría una inyección de vodka a la vena.

La veterana tenía más aguante que yo. La llevé a cenar a Las Lanzas y ella partió con una entrada de lengua al estilo vitel tone y después se zampó unos riñones al Jerez de lindo aspecto y mejor sabor. Nos empinamos dos botellas de vino de distinto color y como postre pidió dos bolitas de helado de vainilla con whisky (una especie de café helado pero sin café).

- ¿Dónde vamos por el bajativo, sobrino?

Hasta las tres de la mañana estuvimos pegados en La Destilería. Al tercer vodka tónica me dice que le gustó el rubiecito, “ese que te vino a saludar”.

- Es casado, Adelita
- No soy celosa, Exe
- ¿No será hora de irse a acostar?
- Como tú digas, Exe. Mañana seguimos. -¿Te queda vodka? Debo tomarme una pastilla antes de dormir.

Me dio algo de vergüenza ajena cuando salimos de La Destilería y ella se puso a cantar a viva voz… Si Adelita se fuera con otro / la seguiría por tierra y por mar /si es por mar en un buque de guerra / si es por tierra en un tren militar…

Traté de dormir mientras pensaba en mi tía Adelaida. Desde mi habitación escuchaba sus ronquidos. Mi primo Axe es una alpargata vieja al lado de ella. Con razón en su pueblo le dicen “la poto de pistola” ya que han fallecido sus cuatro maridos y un par de amantes. Yo, su sobrino, trataré de seguirle su ritmo durante los próximos tres días. Ojalá lo logre y no muera en el intento. (Historia en desarrollo…)

Exequiel Quintanilla