martes, 8 de julio de 2014

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR


COQUINARIA
Ampliando horizontes

Cuando Coquinaria abrió sus puertas ya hace cinco años, sinceramente creí que el modelo era demasiado atrevido para la ciudad y que no alcanzaría a gozar de buena salud. El proyecto, iniciado por Kevin Poulter y Alejandra Elgueta, donde unían un pequeño mercado de delicatesen junto a un restaurante, fue poco a poco convirtiéndose en uno de los referentes gastronómicos de Santiago, más aun después de la incorporación de la chef Pamela Fidalgo, la que tomó un rol fundamental en el desarrollo del proyecto.

Tiempo después, ya consolidado el primer local de Isidora Goyenechea y con toda la experiencia adquirida en ese tiempo, la sociedad compró una casa en Alonso de Córdova, la que transformó en otra tienda – restaurante, la cual en esta oportunidad sirvió para mostrar la carta de invierno que propone Pamela Fidalgo, un festival de sabores y texturas que acompañado de un buen servicio y buenos vinos, ha transformado este lugar en un favorito de las féminas que a la hora de almuerzo pululan por el sector. Ese “Club de Lulú” –como genialmente describe Pamela, es uno de los grandes atractivos del lugar, donde los almuerzos son definitivamente más largos que lo usual.

Bellini para partir, el cóctel italiano por antonomasia y uno de los sellos de Coquinaria. Luego, acompañados de vinos Re, provenientes de la bodega de Pablo Morandé, y Corralillo de Matetic, vinieron las sorpresas. Timbal de búfala y gelée de tomate fue la primera: suave mozzarella coronada con una gelatina de tomate de sabor sorprendente. Mejor que ello fueron los Chipirones en salsa pomodoro al tomillo, una combinación exacta de crocancia, sabor y textura que se convirtió en el punto alto de las entradas.

Punto aparte para uno de los mejores platos que he logrado comer esta temporada: a pesar de que la corvina debe ser uno de los pescados con el punto de cocción más difícil de conseguir, Pamela sirvió una Corvina rosada en costra de anís cocinada a la perfección y acompañada de un gran raviol negro relleno con centolla. Toda una aventura y osadía que sólo se logra aprender con los años de circo-o de cocina-, en este caso.

Hay más novedades como el Atún en costra de coco o el Risotto al azafrán con osobuco braseado, sin embargo, el equilibrio logrado en la corvina, supera con creces cualquier comentario positivo del resto de la carta.

Buenos postres (mal que mal la mayoría de la clientela es femenina) elaborados por el chef pastelero Francisco Avendaño. Sin embargo su Volcán de chocolate trufado no me convenció. Debe ser mi edad, pero ponerle pasta de trufas a un postre no me parece adecuado. Hay cosas que no convencen a este veterano cronista.

He seguido la carrera de Pamela Fidalgo desde sus inicios. Partió haciendo almuerzos para una productora de cine y luego abrió el Alma, un lugar que muchos extrañamos. Con posterioridad trató de darle carácter al Senso –del hotel Hyatt- sin poder conseguirlo, hasta que los propietarios de Coquinaria le ofrecieron este desafío. Uno que la tiene feliz y más tranquila que nunca. Maneja sus tiempos y se apronta para abrir el tercer local de la cadena en Los Trapenses.

Dicen que el cuarto local lo abrirán en Miami. ¿Atrevido? Parece que sus dueños dicen lo contrario. (Juantonio Eymin)

Emporio y Restaurante Coquinaria, Alonso de Córdova 2437, Vitacura, fono2206 5018