COMER EN EL ESPACIO
En este último tiempo muchas noticias se
refieren a astronautas y, más precisamente, a algunas cuestiones que hasta no
hace mucho tiempo eran consideradas como banales. Bill Daley es el crítico
gastronómico del prestigioso diario norteamericano "Chicago Tribune",
por lo que acostumbra a diferenciar (y criticar) cada uno de los manjares que
se ve obligado a degustar como parte de su sacrificado trabajo. Esta vez, en
lugar de dirigirse corriendo a probar la cocina de un lujoso restaurante, tuvo
que dedicarse a degustar los paquetes de comida deshidratada que le enviaron
desde la NASA. Sí, la misma comida que sus astronautas comen, todos los días (y
todos los meses), que duran sus misiones.
Por lo general, las personas desconocen
por completo la forma en que se preparan las comidas a bordo de un vehículo
espacial. Es decir, imaginan cocinas a gas y ollas llenas de agua hirviendo, lo
que está completamente descartado. Algunos imaginan tubos similares a los de la
pasta dental, llenos de puré o algo así. Sin embargo, la realidad es bastante
distinta. La mayoría de los paquetes que recibió Bill están llenos de alimentos
disecados que se cocinan mediante una inyección de agua caliente. Ese dato ya
nos da una idea de lo sabroso que puede ser algo cocinado de esa manera.
Hill asegura que podría haber comido un
par de porciones del "coctel de camarones", una de las comidas
favoritas de los astronautas, que se prepara en sólo 10 minutos. Fue de lo
mejor que le tocó probar y su sabor no era peor del que tienen los que pueden comprarse
en un mercado. La NASA los condimenta con un abundante toque de rábano picante
y sal. Para beber, al menos oficialmente, los astronautas disponen de un jugo
que en polvo es de color naranja. Su sabor, una mezcla de mango y naranja, le
resultó satisfactorio. Por supuesto, luego de tomarlo durante dos meses quizás
ya no sea tan encantador.
Luego de una ¿noche? de sueño reparador,
en gravedad cero, nada mejor que un reconfortante desayuno. Los científicos de
la NASA incluyeron en los paquetes que Daley debía analizar, dos productos
destinados a ser consumidos como desayuno. Se trataba de una especie de huevos
liofilizados (¿no suena apetitoso?) a la "mexicana" y algo con la
apariencia de un chorizo o salchicha. Los huevos, de un brillante color amarillo, se deshicieron
en pequeños trozos al manipularlos, como si de una cuajada seca se tratara. En
cuanto pudo superar la impresión que causaba su aspecto, Bill comprobó que su
sabor era vagamente dulce y que quizás alguna salsa podría haber mejorado en
algo su gusto. Sin embargo, nada pudo salvar la salchicha.
Por supuesto, el examen de un experto
crítico de alimentos quizás sea bastante más duro que el que podríamos hacer
cualquiera de nosotros. Es más, conozco a más de cuatro amigos dispuestos a
comer cóctel de camarones con sabor a supermercado y salchichas durante meses
con tal de ir al espacio. Sin embargo, el presupuesto de la NASA debería bastar
para hacer algo mejor por el estómago de sus astronautas. No pocas rebeliones a
bordo de los barcos a vela del pasado comenzaron por culpa de la mala comida.