martes, 16 de septiembre de 2014

MAGAZINE


LA TORTURA DE ABRIR UN ENVASE TETRA

Hace ya varias décadas que conviven con nosotros estos recipientes irrompibles ante una caída, que sin embargo, resulta mortal para sus primas las botellas de vidrio.

Otra ventaja que tienen es que sus formas rectas les hacen acomodarse muy bien en cualquier viaje ya sea cuando son transportados hacia nuestras casas o cuando nosotros los sacamos de excursión al campo, por ejemplo, facilidad de transporte que no tenían sus femeninas y curvas parientes las antiguas botellas de vidrio.

Pero alguna desventaja tenían que tener, y la que tienen perdura a lo largo de las distintas generaciones de tetrapak, y es simplemente lo que nos torturan cuando las abrimos.

 Repasemos la historia de esta tortura que siempre tenía como desenlace acabar con las manos o la ropa manchada por la imprevista salida de parte del líquido del tetra.

Todo empezó con una frase que decía “cortar por la línea de puntos”, muy fácil aparentemente si tenías unas tijeras, algo más temerario si tenías sólo un cuchillo y toda una aventura con final desafortunado, casi seguro, si sólo tenías los dedos de la mano.

En cualquiera de los tres casos el nivel de concentración en seccionar la esquina del tetrabrik era tal, que se nos olvidaba dejar de apretar la caja con lo que en el momento que se producía la incisión en el cartón, el líquido confinado y presionado por nuestras manos sentía la libertad y la manifestaba manchándonos las manos o la ropa en su salida o incluso la cara si estábamos viendo demasiado de cerca la operación.

A alguno que sufrió estos percances se le ocurrió dar un paso más en la ingeniería del  tetrapak convirtiendo la línea de puntos en una línea de puntos a medio perforar, alguno lo llamo abre fácil, con cierto optimismo, porque el resultado era sensiblemente parecido.

Después, e inicialmente para torturar a los niños en la colación con los pequeños tetra monodosis, a otro se le ocurrió la solapa adhesiva que al ser retirada dejaba a la vista un orificio en forma de lagrima por donde saldría el líquido, todo iba bien hasta el momento de retirar la solapa, en el que una mano salía disparada con la solapa hacia un lado y por el principio físico de acción y reacción la otra mano salía disparada hacia el lado contrario con la cajita, mojándonos otra vez a nosotros mismos o a algún amigo o familiar o peor aún a algún desconocido que se había puesto a tiro.

Una variante de lo anterior , y estrictamente para los tetrapaks de las colaciones era la pajita que venía con el tetra para perforar la solapa en vez de despegarla, a veces no había ni solapa , tan solo el agujero con papel de aluminio esperando a ser perforado por una pajita cortada a 45º en diagonal en su extremo. A los traviesos niños esto le hacía mucha ilusión ya que las posibilidades de mancharse al perforar el tetrabrik eran altísimas y esto era un gran aliciente para distraerse en el inicio de la colación y ver exclamar a su madre ¡Otra vez te has manchado! Algunos los más traviesos, sabían exactamente como perforar la cajita para mancharse y hacer alterar los nervios de su madre.

En esta carrera por mejorar el sistema de apertura de los herméticos envases de tetrabrik, surgió el tapón de rosca, primero en la versión en la que al desenroscar aparecía una anilla de la que había que tirar para levantar la solapilla de papel de aluminio. ¿En cuántas ocasiones te has quedado con la anilla en la mano? En esas ocasiones había que buscar algo con lo que perforar la solapilla que ya no se podía despegar, en cualquier caso ya fuese perforando o tirando de la anilla y la solapa, las posibilidades de mancharte eran nuevamente altísimas porque en este instante de gran concentración lo habitual era olvidarse de dejar de apretar la paredes del envase, con lo cual volvía a salir el líquido a presión como en ocasiones anteriores.

Y por último el más sofisticado es el tapón de rosca que en los primeros segundos y a priori parece que no abres ni girando a izquierdas ni a derechas, y esto es porque debajo del tapón hay un artilugio que con esos primeros giros a ambos lados está perforando el tetrabrik, peligro que tiene este método, el encuentro entre el artilugio y el cartón de tetrabrik es tan violento que a veces se rompe el artilugio y te encuentras algún trocito de plástico flotando en el líquido cuando viertes su contenido en un vaso.

Para terminar con esta antología de la apertura de los tetra están los nuevos de sopa con fideos incluidos, que requieren casi siempre dos intentos en su apertura, yo me los he encontrado con la línea de puntos para ser cortada, el problema es que haces el corte habitual en un tetrabrik y se atasca la salida por los fideos, con lo cual hay que dar un segundo corte más amplio.

Espero que te hayas sentido identificado en esta casuística o alertado si alguno de estos casos no lo habías sufrido.