martes, 22 de julio de 2014

REVISTA LOBBY


REVISTA LOBBY
Año XXVI, 24 al 30 de julio, 2014

“Las palabras elegantes no son sinceras; las palabras sinceras no son elegantes.” Lao - tsé

LA NOTA DE LA SEMANA: De la comida china y otras perogrulladas
LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR: Bristol
LOS CONDUMIOS DE DON EXE: Mrs. Robinson
MIS APUNTES GASTRONÓMICOS: Las capitales gastronómicas del mundo
BUENOS PALADARES: Crónicas y críticas de la prensa gastronómica

 

LA NOTA DE LA SEMANA


DE LA COMIDA CHINA Y OTRAS PEROGRULLADAS

¿Le gusta al chileno la comida china?

Buena pregunta y muchas respuestas. Más de algún purista dirá que lo que se come en Chile como comida china es una representación minúscula de la comida cantonesa y que esa gastronomía es bastante más que eso. Razón tiene nuestro “purista”. Sin embargo el fenómeno de la comida china-cantonesa en nuestro país llegó para quedarse por mucho tiempo. Es una comida popular y económica y por ellos muchos le quitan la vista de encima y niegan vínculo alguno con el chapsui, el filete mongoliano y el arrollado primavera. Sin embargo no hay barrio que se distinga que no tenga un par de restaurantes chinos con esa típica comida.

Como la cumbia, que se está transformando en baile nacional, la comida china se ha involucrado tanto en nuestro ideario colectivo que es prácticamente insustituible en las salidas a cenar de gran parte de nuestra población. Rápida de elaborar, digerible y buena sazón son los puntos a favor. Buen precio y abundantes porciones también son factores importantes que consideran los habitúes. Definitivamente el pueblo –el 94 % de nuestra población- prefiere el wantán a las giosas; el arrollado primavera al sushi y el pollo chiten al teppanyaki.

¿Sabiduría china? Es posible. Estadísticas gubernamentales nos indican que sólo un 4 a un 5 % de nuestra población accede a restaurantes de categoría. Esto es un universo de 800 mil habitantes. Son los mismos que compran vino embotellado. El resto, cerca de 16 millones de compatriotas se conforma con el vino en caja, el chimbombo, las garrafas; el fast food, la comida china y otras cocinas económicas.

Y a pesar del éxito de esta cocina, aun no logra fusionarse con nuestra propia gastronomía. Por ello es quizá que los peruanos –que avanzan a paso gigantesco- descubrieron hace años que la fusión de diferentes gastronomías los haría famosos. Juntaron lo inca con lo africano, lo chino y lo japonés y hoy es considerada como una de las cocinas más sabrosas del mundo. ¿Sabía el lector que antes que los japoneses les enseñaran a los peruanos cómo se comía el pescado, nuestros vecinos elaboraban una especie de puré con pescado desmenuzado para hacer el cebiche, al igual que nosotros?

Poco nos atrevemos en Chile para revolucionar nuestra cocina. La queremos pura, ojalá con quínoa, amaranto y chaguales para diferenciarnos. Es posible que el aislamiento en que vivíamos hace unas decenas de años nos haya marcado un carácter conservador en nuestra gastronomía. Pero ya no estamos aislados. Somos parte de una comunidad mundial y también queremos que nos distingan por una cocina vanguardista. Existen los chefs y las materias primas necesarias. Es posible que sólo falte algo de audacia para incorporar a nuestro recetario raíces foráneas que siendo parte de nuestra actual idiosincrasia, aun las vemos como ajenas y lejanas.

¿No será hora de dejar los nacionalismos de lado y de una vez por todas comenzar a experimentar con la sabiduría de otras razas, credos y formas de vida?

No crea que este sea un pensamiento estúpido y fuera de foco. La cazuela y la cueca están para la foto; la cumbia y posiblemente una cocina nacional repensada serán para el chileno del futuro. De repente creemos que nos estamos quedando detrás de todos. Lejos de los que experimentan y de los que se renuevan. Y eso hay que revertirlo pronto. Chile no debe ser sólo materia prima. De eso hemos vivido durante siglos pero lo que nos dará distinción es el valor agregado de nuestros productos. Y para allá hay que mirar. (JAE)

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR

BRISTOL
Como en sus mejores tiempos

Hablar de la cocina del Bristol es hablar de Guillermo Rodríguez y Axel Manríquez. Este último ya posee una larga y exitosa trayectoria en este prestigioso y elegante restaurante del hotel Plaza San Francisco. Axel comenzó muy joven y luego de acompañar mucho tiempo a Guillermo Rodríguez como sous chef, lo reemplazó hace ocho años a cargo de la gastronomía del hotel. En este período nos ha acostumbrado a probar ingredientes nacionales, muchas veces desconocidos hasta para los paladares criollos, y a elaborar con ellos nuevas recetas que amplían los márgenes de lo que entendemos como cocina chilena.

Esta vez, como en ocasiones anteriores, presentó una lista de platos de la temporada invernal con una carta menú en una edición de lujo, en que los sucesivos capítulos que detallan las cuatro entradas y las cinco ofertas de cada grupo de sopas, pescados, carnes y postres van ilustrados por una fotografía espléndida que incita a preferir eso que muestra con arte refinado, indicando además cuáles son (en la mayoría de los casos) las innovaciones y qué recetas ha debido repetir porque los clientes las solicita. Para iniciar, una copa de espumante Luigi Bosca 100% pinot noir, y para untar, pan con mantequilla de erizos y pebres con quínoa sureña y piures.

Aunque la carta completa merece destacarse, mencionaré sólo lo que probamos, comenzando por su tradicional Trio de paltas a la chilena ($10.500): Reina con pollo; Cardenal con camarones (chilenos y sabrosos), e Imperial con Jaiba, acompañados de un bouquet de lechuguillas al limón. Excelentes sabores de antaño para uno de los platos más tradicionales de nuestro folclore gastronómico

De fondo, una espléndida cazuela de osobuco de vaca acompañada de salsa verde ($10.900), y la merluza austral, mantenida de la carta anterior, sobre delicados cortes de apio confitado con aceite de limón, salsa de puerros al oliva y tres papas apanadas grandes rellenas con pino de machas ($13.900).

Hay, por cierto, varias carnes, de ternera, cordero, conejo, chancho y jabalí, en diversas preparaciones, y de ellas no podemos dejar de mencionar el chuletón de chancho porque está asado al horno con tallarines que han absorbido la salsa de los porotos con rienda logrando su sabor característico y vienen con rica cebolla en escabeche ($14.900).

Entre los postres ($6.500 a $8.500), probamos el zapallo camote asado sobre milhojas de chancaca con nueces, helado de rosa mosqueta, cubitos de mate criollo y cremoso de chocolate con leche en forma de quenelle; el "Terremoto", que mediante un budín al fernet con helado de piña, espuma de vino pipeño y jarabe de granadina reproduce el clásico trago popular; y una excelente bomba de ruibarbo con mermelada de lo mismo, jalea de berries, bizcocho de harina tostada y sorbete de pajarete de Huasco.

Una vez más el restaurante Bristol y Axel Manríquez se sitúan en la vanguardia en la renovación de nuestra cocina típica, con sólidas raíces en la tradición popular y familiar, con una comprobada capacidad creadora de combinaciones imprevistas y acertadas. (Juantonio Eymin)

Bristol, Hotel Plaza San Francisco, Alameda 816, Santiago Centro, fono 2639 3832

LOS CONDUMIOS DE DON EXE

MRS. ROBINSON

Quizá la generación joven no tenga la más soberana idea quien era Mrs. Robinson. Eso dejémoslo para explicaciones posteriores (*) dado que hace unos días y en una cata de vinos me encontré con ella. Bueno, no era ella precisamente pero lucía igual. ¿Se han dado cuenta que hay mujeres que aunque se vistan en la ropa usada se ven perfectas y elegantes? Bueno, esta mujer era un buen ejemplo.

Durante largo rato la estuve escudriñando. “Es la mujer del dueño de la viña”, me comentó un vecino de sitial. ¡Ándate con cuidado!, amenazó.

Como ya no estoy en la edad de andar con cuidado, en uno de los intermedios de la cata me acerqué a ella.

- Perdona, pero llevo largas catas de vino en mi cuerpo y no te había visto nunca.
- Me acerca su mano y dice: María José Robinson, un gusto
- ¿Pariente de James?
- ¿Cuál James?
- El gerente del Four Points aquí en Santiago.
- Uff, somos pocos en Latinoamérica, pero debe ser un alcance de apellidos.

 Parece que no le caí bien ya que miró para el lado y luego de pedirme disculpas, se puso a conversar animadamente con un wine writer que tiene un cierto parecido a Bufallo Bill. Yo, aunque ensimismado con Mrs. Robinson, la dejé ir, aunque siempre con las intenciones de un ave de rapiña… esperando la presa.

Una de las partes simbólicas de las catas que ofrecen las viñas, es que hay que alabar sus vinos aunque sean una mierda. Cuando nos tocó catar su súper premium, una bazofia de esas que sólo son capaces de embotellar los valientes, cada uno de los presentes debía dar su opinión. Mi amigo, el tal Bufallo Bill, inclinó su nariz en la copa y destacó la presencia de taninos y su fuerte aroma a madera húmeda. Para mí –dice-, estamos dentro de una nueva forma de elaborar vinos. Una que no conocía y me parece curiosa. “No sé”, finaliza, “siento algo del Maule en este vino, pero las notas a eucalipto me regresan al Maipo”.

El gurú de los vinos, un peladito simpático, algo serio y de collares hippies dijo haberse sorprendido por la voluptuosidad con que se comportaban las cepas. “Hay algo rústico pero elegante a la vez”, sentenció. “Me recuerda a los vinos en tinaja que elaboran los italianos”. Más lejos, una alta y delgada periodista especializada comentó: “Me parece interesante este vino, más allá de su estructura y complejidad creo que si bien no está a la altura de los vinos de clase europeos, podría asemejarse a los tannat uruguayos o los cabernet brasileños. “Es raro”, comenta, “pero este vino no es Chile para mí”.

Mrs. Robinson estaba nerviosa. Mal que mal era la mujer del dueño de la viña. Como estábamos sentados frente a frente en unos taburetes, la veía cruzando las piernas y jugando con sus zapatos reina de color fucsia. En un extremo, el Brad Pitt de los cronistas del vino dice: “sinceramente creo que aquí hay una fuerte exposición a la madera y eso no es bueno en el concierto latinoamericano. Sin embargo, pienso que este premium podría tener buenos mercados, como el asiático y el ruso.”

Como no falta el cronista gastronómico que invitan a las catas, uno de los veteranos, con bigotitos a lo teniente de carabineros hace su reflexión: “Hace un año que dejé de tomar destilados y lo de hoy me parece una buena opción para el futuro del vino nacional. Creo que le falta tiempo de reposo, a todos nos pasa lo mismo. No soy un buen ejemplo, pero creo que este vino va por buen camino.

Llegaba mi turno. Mrs. Robinson dependía de mis palabras. Levanté mi copa y dije: - “Salud, amigos. El vino es vino aquí y en la cresta del ají. No nos dejemos llevar por sentimentalismos ya que lo que estamos bebiendo es infinitamente superior a lo que bebieron los persas, los griegos y los romanos en sus tiempos. Lo de ellos era una especie de varietal avinagrado y lo que vemos hoy en nuestras copas es un nuevo concepto. ¿Cuántos de ustedes se rinden hoy a la cocina de Ferrán Adrià sin siquiera saber cómo diablos es capaz de hacer caviar de maracuyá o un tártaro de tomates? ¿Se imaginan la vida sin advenedizos que tras sus genialidades cambian día a día las necesidades de un mundo cada vez más competitivo…?”

Mrs. Robinson estaba con los ojos blancos… no podía creer lo que escuchaba y poco le faltaba para entrar en un estado orgásmico etéreo y permanente. Yo, sin hacerle (mucho) caso, seguí con mi perorata.

Y me las jugué: “Ustedes que son los máximos representantes de la prensa, de cada uno depende la sustentabilidad de este vino que estamos bebiendo, les ruego que dejen de lado las burdas apreciaciones en torno a la calidad de este súper premium. Si no fuera por la prensa no existiría un Apalta, ni un Valle del Maipo o los vinos de San Antonio ni los del Limarí. Tenemos ante nosotros un producto nuevo, uno que a más de alguien cautivará y es deber de ustedes trasmitir lo novedoso.

Bufallo Bill me mira y murmura –La cagaste, Exe. La dueña de la viña está en éxtasis.

Y terminé: “Nadie creía en Chile en las cubas de acero inoxidable que trajo Miguel Torres hace treinta años. Ninguno de ustedes apostó por el recambio. Más bien fueron acérrimos defensores del cemento y la madera. Hoy estamos viendo un nuevo vino… no le demos la espalda”

Mrs. Robinson abría y cerraba las piernas de puro placer. En la cena posterior se sentó a mi lado y secretamente me pasa su tarjeta. “Llámame el miércoles, me dice despacito mientras pega su pierna contra la mía. Vengo sola a la capital y quiero agradecerte”.

Lo siento colegas, el vino realmente era malísimo pero la dueña de la viña estaba para chuparse los dedos. El próximo miércoles me voy de tapas con ella y si no les cuento nada (ya que soy un caballero), me acordaré de cada uno de ustedes. Y recuerden…no hay vino malo, sólo hay circunstancias buenas.

Exequiel Quintanilla

* (Para los que nos saben quién es Mrs. Robinson, entre a Youtube.com y conocerá la historia completa de una de las películas más famosas de las últimas décadas.)

MIS APUNTES GASTRONÓMICOS

LAS CAPITALES GASTRONÓMICAS DEL MUNDO

La comida se ha convertido en una de las mejores razones o excusas para viajar por medio mundo. Ya sea para visitar las ciudades cuyas cocinas gozan de una larga tradición o bien las nuevas ‘mecas’ culinarias que cada año se incorporan al mapa gastronómico internacional.

La publicación ucityguides.com, especializada en la confección de guías para los actuales viajeros urbanos ha elaborado un ranking de los destinos que ofrecen una mayor variedad de sabores para todos los bolsillos. Las ciudades que, en su opinión, mejor responden a la pasión por la comida de los viajeros trotamundos en busca de grandes restaurantes, mercados, y estrellas Michelin.
Estas son las diez ciudades más gastronómicas del mundo:

 

1. Nueva York. Una ciudad de superlativos que, naturalmente, también se trasladan al ámbito de la comida. Cuenta con más de 10.000 restaurantes en los que es posible encontrar todo tipo de cocina imaginable y para todos los presupuestos. Es la verdadera meca de la comida que permite realizar un viaje gastronómico por el mundo sin salir de la ciudad.

 

 
 
2. Tokio. El Tsukiji Fish Market, el mercado central de pescado, por sí solo sería ya suficiente para hacer de Tokio un destino gastronómico. Un lugar donde a diario se venden casi dos millones y medio de kilos de pescado, destinados, sobre todo, a ser servidos en forma de sushi. Pero también se trata de la ciudad con mayor número de estrellas Michelin del mundo y con algunos de los mejores restaurantes informales.

 

 
 
 
3. Lyon. Se podría decir Lyon es la ciudad que hizo que Francia elevara la comida a niveles de arte, gracias al pionero chef Paul Bocuse. La ciudad aún abastece a los gourmands de todos los presupuestos, a pesar de que se destacan claramente por su alta cocina.

 

 
 
 
 
 
4. Barcelona. Una ciudad que ha accedido al más alto nivel gastronómico mundial gracias, en gran medida, a su innovadora cocina catalana contemporánea. Ofrece una gran variedad de restaurantes donde la comida es pura ciencia y cocineros como Ferrán Adrià también son verdaderos artistas y científicos, mientras que para los más conservadores hay excelentes establecimientos clásicos que sirven los platos más tradicionales. Además, cuenta con uno de los mejores mercados de alimentación del mundo, la Boqueria, por no mencionar el impresionante Mercat de Santa Caterina.

 

5. San Sebastián. Existe un extraordinario movimiento culinario en San Sebastián que va más allá de su impresionante trío de restaurantes tres estrellas Michelin. Se trata de una ciudad que se toma la cocina muy en serio, un lugar donde una comida puede convertirse en un evento. La mejor experiencia es visitar el mercado de La Brecha por la mañana y terminar el día en cualquier restaurante de tapas de estilo vasco acompañadas de vinos de la zona.

 

6. París. La capital francesa destaca por la gran cantidad de restaurantes de alta cocina, pero no hay nada mejor que la pastelería parisina. Después de disfrutar de la creatividad de algunos de los mejores chefs del mundo (Alain Ducasse, Joël Robuchon, Alain Passard), la verdadera experiencia de comer en París es ceder a la tentación y probar sus deliciosos dulces. Y olvidar su reputación de escenario gastronómico egocéntrico y pretencioso. París ha acogido la cocina mundial a lo grande.

 

7. Londres. Londres cuenta actualmente con una floreciente cultura de restaurantes y no sólo con chefs famosos como Gordon Ramsay o Jamie Oliver. Sus grandes mercados de alimentación, como Borough, ofrecen experiencias memorables pero también los pequeños espacios, como Neal's Yard, se mantienen vivos y con ofertas irresistibles. 

 

 
 
 
8. Copenhague. Se podría argumentar que la capital danesa se convirtió en una capital gastronómica gracias a un solo restaurante —Noma— a menudo elogiado como el mejor del mundo. Pero esta apreciación no sería justa. Noma existe porque Copenhague es una ciudad que ha refinado su oferta y cuenta con una impresionante variedad de restaurantes para todos los gustos. Es también el centro del resurgimiento de la comida nórdica y existe una floreciente cultura del café.

 

 
9. Bangkok. Sabores y aromas son una parte integrante de la vida de Bangkok e incluso el extranjero más exigente termina rindiéndose a su tentadora comida callejera. Es comida tailandesa en su mejor y más auténtica versión y quien visite esta ciudad no podrá decir que ha comido hasta que lo haya hecho en uno de los puestos callejeros. Picante, dulce, salado o ácido, se pueden degustar todos los sabores juntos en una sola comida. Y con la inmigración, que ha añadido otros sabores del mundo, la ciudad se ha convertido en uno de los más relajados y mejores destinos para comer en el mundo.

 

10. Sao Paulo. La metrópoli latina más grande del mundo es una ciudad en la que la comida está de moda. Ha sido durante mucho tiempo un lugar con una excelente cocina (o cocinas, por su tremenda variedad) pero su reputación está creciendo y se ha hecho internacional. Fue la inmigración masiva de finales del siglo XIX la que proporcionó todos los ingredientes necesarios para la fusión de sabores (italiano, japonés, libanés...) que creó la diversidad gastronómica actual, con una cocina de altísima calidad.

BUENOS PALADARES

CRÓNICAS Y CRÍTICAS
DE LA PRENSA GASTRONÓMICA

MUJER
PILAR HURTADO
(JULIO) AKAI SUSHI (Carmencita 272, Las Condes, fono 2716 1576): “Al teléfono nos dijeron que el pedido llegaría dentro de una hora, como máximo, y arribó en unos 45 minutos. Pedimos un tempura mixto, enorme, con zapallito, zanahoria, pimiento, camarones (2), como decía en la carta. Estaba caliente y bien presentado, con la fritura todavía crujiente. El sashimi de salmón de siete cortes venía muy fresco; estaba rico también. Pedimos variados rolls: muy bonito y original el Octopus Olive, envuelto en una delgada capa de pulpo, con cebollín, camarón, toque de aceite de oliva y merkén. También un California crabs de jaiba, queso crema y ciboulette envuelto en masa tempura, donde la jaiba nos pareció una estupenda idea. Además un California Ebi crispy, de camarón con salsa spicy, queso crema y envuelto en sésamo. En todos estos rollos el arroz nos pareció muy -no sé cómo decirlo mejor- ‘almidonoso’ y pesado (aún ahora cuando escribo, unas tres horas después, lo siento en mi estómago). No es ese arroz compacto pero de alguna forma esponjoso que hace sentir livianos los rolls; yo diría que hay fallas en la preparación. Del capítulo nikkei, comimos dos: un huancaína roll, de camarón y palta bañado con salsa huancaína (de queso con ají, que estaba sabrosa), y un cebiche sour, de camarón, palta, cebiche de salmón y crema ácida. Estos fueron un poco más divertidos por las salsas, pero el arroz tenía las mismas características que no solo no lo hacen liviano, sino que se achatan los otros sabores. Parece que de tanto probar, nos hemos vuelto un poco más exigentes, por lo que estos no están entre nuestros favoritos.”

WIKÉN
ESTEBAN CABEZAS
(JULIO) CARLO COCINA (Parque Arauco, local 396): “El lugar es medio mercado gourmet y medio autoservicio. Las bandejas son de madera noble y muchas de las porciones van servidas en frascos de vidrio. Los precios fluctúan entre los dos y los cuatro mil pesos, más o menos, y con una tarjeta magnética se va sumando lo escogido. Como llevan poco rato abiertos, aún hay algunos atascos en la línea de producción y servicio, pero viendo al mismísimo Von Mühlenbrock corriendo de un lado para otro es previsible que las correcciones llegarán con el tiempo.” “…una porción de pichanga ($2.500), dos trozos de jurel asado, un poquito seco, pero sabrosísimo ($2.500). Dos pequeños sánguches de churrasca -pan castizo nuestro- con palta y jamón ($2.500), un impecable mini chupe de centolla ($4.000) y una abundante sopa de tomate ($2.500).”

WIKÉN
RUPERTO DE NOLA
(JULIO) DEL COCINERO BISTRÓ (Pedro de Valdivia 041, Providencia, fono 22339727): “Hace años visitamos Del Cocinero, y nos pareció un agradable bistró, con carta sencilla y bien ejecutada. Hoy, el ambiente sigue igualmente agradable: bistró de dimensiones reducidas, quizá con varias mesas más (cuidado: el espacio es parte del agrado; la estrechez impide el disfrute). Pero la calidad y la atención han disminuido.”Una de las entradas (plato con jamón serrano, queso de oveja curado, más camembert y roquefort -queso azul, más bien-; $ 6.200) llegó con rúcula, con un solo tipo de queso y sin jamón. "Perdone la confusión...". Pedimos cambio; como pasaban los minutos (es plato sin cocción) gesticulamos para llamar la atención. Llegó sin el jamón. Gritos desde la cocina: "Te lo llevaste antes, tal por cual". Arribó todo, al fin.”  “Fondos. Un par de trocitos de congrio con espárragos gratinados y "salsa de erizos" tan sutil que debiéramos haber sido sabuesos para apreciarla ($11.900): mala la presa de pescado; se sirve, por ese precio, algo bien escogido. Un pollo con camarones, espinacas, aceite de trufa (ausentísimo) y fettuccini de arroz -que resultaron corrientes, de trigo- con salsa "thai" de maní -lo mejor del plato-: $ 8.300. No quisimos arriesgarnos a un cambio. Y un lomo a la riojana ($7.900; carne aceptable; trozos de cebolla crudones, tiras de pimiento rojo, rueditas de chorizo), que parecía hecho por peruano acostumbrado al "lomo saltado". Contorno: el peor puré de papas que hayamos probado jamás; aguachento, sin gota de sal.”

QUÉ PASA
DANIEL GREVE
(JULIO) QUITRAL (Lastarria 70, local 4, Santiago Centro, fono 2664 0850): “En menos de tres meses, el restaurante Quitral impactó a un barrio ya sobreestimulado de oferta gastronómica y mostró una cocina con directrices firmes y bastante personalidad. En un espacio enorme pero cálido, las cocinas e ingredientes de Chile se dan cita. Y no es a ciegas. El chef Carlos Mardones junta mar y montaña como antes, pero en un formato de ahora. Su coartada son platos como el Pastel de choclo con asado de tira  ($9.800), maravillosa carne cocinada durante ocho horas, que se deshebra al contacto, acompañada por un suave pastel, en el que sólo fallan las aceitunas, descarozadas con anticipación, lo que le resta sabor y lo deja con el resabio de la salmuera. También la Tabla Capitán Pastene ($18.700), un surtido de charcutería del sur con impecable tradición italiana. Aunque en el mar se tropiecen con su Congrio frito en tempura de tinta de calamar ($9.900), que descansa en un soso puré de zapallo con textura de papilla, de su parrilla salen delicias como la Entraña de Angus ($9.700). Jugosa, con el mínimo tiempo en fuego, se acompaña por unas espectaculares papas a la crema con puerros gratinados. En los postres, el Cuatro leches ($4.200) es muy compacto, por lo que la mejor despedida es el Parfait de miel con papayas rellenas ($4.100), efectivo y nada empalagoso. Como casi todo lo demás.”

LAS ÚLTIMAS NOTICIAS
RODOLFO GAMBETTI
(JULIO) AQUARIUM (Av. Kennedy 4570, Vitacura, fono 2290 8125):”Refinado sin aspavientos, relajado sin estridencias, su calidad es constante en frescura, calidad de productos, cuidadosa preparación e impecable servicio.” “Por ejemplo,  entre los bocados de la temporada fría  ofrece unos pinchos de camarón de buen tamaño,  con olivas verdes y piña ($6.000). Reemplazables por pinchos templados, de queso cabra empanizados con panko, al mismo valor,  para acompañar con espumante Chandon. Como entradas, destaca un impecable carpaccio de ostiones, aderezado con rábano picante, sésamo negro y mix de lechugas ($8.500).” “Sin aspavientos, el Aquarium ha conquistado a un  público que aprecia los refinamientos a la hora de comer. Que disfruta, por ejemplo, con un garrón de cordero cocinado en carmenere, con estofado de quínoa, verduras y cebollitas ($11.500) y no van el zaga unos capelletti a las finas hierbas, con queso y pistaccio, en mantequilla de salvia ($10.500).” “Gran final para tan sólido  referente, en la mejor gastronomía de Vitacura.”

LAS ÚLTIMAS NOTICIAS
RODOLFO GAMBETTI
(JULIO) QUITRAL ((Lastarria 70, local 4, Santiago Centro, fono 2664 0850): “En tan poco tiempo el Quitral se ha ganado su público, que especialmente en los fines de semana disfruta de una atmósfera informal, jovial y entusiasta después de medianoche. Un plato representativo es su medallón de congrio frito en tempura con tinta de calamar ($9.900). Con cierto humor, pues al recibirlo pareciera carbonizado, por efecto de la tinta de jibia. Pero basta probarlo para notar su singular atractivo, en acertada combinación con puré de zapallo, salsa de camarones y ensalada chilena.” “Se puede comenzar con atractivos bocados para compartir. Como papas rellenas con mechada al vino tinto ($7.100), apanadas y fritas sobre mermelada de cebolla. O salmón en dos texturas ($8.100), con marinado Quitral y en ceviche al cilantro y limón.”