martes, 17 de marzo de 2015

MIS APUNTES


CUMARÚ
Con paciencia se alcanza el cielo

Tres años, tres chefs. Esa podría ser la razón de que el Cumarú haya descendido lugares dentro del circuito gastronómico de nuestra capital. El millonario proyecto, que pertenece a la familia dueña de una gran empresa de plásticos, partió tras la compra del terreno donde se ubicaba el restaurante Mercat y luego de construir cerca de 500 metros cuadrados, comenzó a operar bajo las manos del chef belga Mathieu Michel, quien posteriormente abandonó el lugar. Tras un tiempo cerrado al público, reabrió sus puertas con la conducción del peruano Antonio Arone, brazo derecho por largo tiempo del chef limeño Rafael Osterling, quien reencantó a la clientela con una carta contemporánea basada en la cocina del Perú. De su carta (y de esos tiempos) grandes recuerdos quedaron de su Crema de zanahoria y jengibre aromatizada con miel, además de todo el sabor y delicadeza de un Asado de tira Angus braseado a cocción lenta y acompañado de papas fritas a las finas hierbas y hongos al wok. ¡Para repetirse!

Pero (como en todas las historias siempre hay un pero) un día Antonio Arone decidió regresar a Lima y nuevamente el proyecto Cumarú quedaba acéfalo. Pero no por mucho tiempo ya que Diego Carvajal, que había pasado por las cocinas del Puerto Fuy y luego del Noi Vitacura, se encargó de mantener viva la carta que impuso el peruano Arone, a la vez de proponer sus propias recetas.

Estuve almorzando allí hace un par de semanas y no me defraudó. Ayuda bastante el respeto que tiene Carvajal por la materia prima y por el legado dejado por su antecesor. Me sorprendió gratamente su Pulpo a la parrilla ($11.500) acompañado de salsa de perejil, aceitunas y chimichurri de pimientos, puré de porotos y ensalada verde, que estaba francamente excelente. También –y dentro de las entradas- un sabroso Tiradito Apaltado ($10.500) con láminas de corvina marinadas en aceite de estragón y acompañada de palta, pebre y choclo peruano.

Buena atención y servicio acorde al lugar. Extrañé la terraza interior, que en un momento fue al aire libre y que hoy está cerrada con una carpa de plástico transparente que realmente no causa buena impresión. La terraza que da a Nueva Costanera se convirtió en una barra de sushi destinada a los que llegan al atardecer. Aun pese al calor reinante, el salón principal –aire acondicionado mediante- congregaba bastante clientela ese mediodía.

Luego llegaron los fondos: Enchupetado ($13.000) un entretenido plato con pescado (del día) y risotto de camarones, de buena textura y sabor, continuando con un débil Risotto de lomo saltado ($13.500), plato al que se le debería sacar un mayor provecho.

A la hora de los postres, una degustación ($12.000) con miniaturas de merengado, mousse de chocolate blanco, lúcuma y dulce de leche, brownie y tiramisú.

El lugar es acogedor. Me lo imagino más para cena de enamorados que una junta festiva. También reuniones de negocios ya que las mesas están lo suficientemente apartadas una de la otra. Personalmente lo encontré caro. Por el momento creo que los precios no se justifican, ya que el target que pretende tener el Cumarú compite con restaurantes de alto nivel y trayectoria. Por ahí habría que ajustar algunas tuercas para que el negocio rinda sus frutos. (Juantonio Eymin)

Cumarú: Av. Nueva Costanera 4092, Vitacura, fono 22263 3512