martes, 7 de abril de 2015

BUENOS PALADARES

CRONICAS Y CRÍTICAS
DE LA PRENSA GASTRONÓMICA

MUJER
PILAR HURTADO
(ABRIL) PAUL (Kennedy 5413, local 390-A. Cel 09-42299065): “Promocionaron mucho el pan de la casa, ya que Paul es una cadena de panaderías, pero al menos a nosotras no nos pareció para tanto: siendo las dos de la tarde, el pan podría haber estado recién hecho. No era el caso, si bien lo calentaron. Acompañaba rico tapenade (pasta de aceitunas y anchoas). El paté rústico estaba bueno, venía sobre pan de campo y con una ensaladita verde mixta que hubo que aliñar (al pedirlo, trajeron para ello rica vinagreta). La masa del quiche estaba un pelito latiguda -suponemos que son expertos en masas, por lo que debiera estar perfecta-; el relleno, correcto. Los fondos estuvieron mejor: sabroso confit de pato con unas papas en cubos muy bien preparadas y deliciosas. El plato del jueves: boeuf bourguignon con gratín de papas (esa opción es con sopa o postre) estaba bien, la carne blanda aunque en trozos irregulares que hacían poco cuidada la presentación. Yo pedí choritos, servidos en una gran y preciosa olla de fierro hirviendo, con tantos choros que no me los pude terminar, acompañado de bastones gruesos de papas fritas, me gusta porque es un plato liviano, aunque el caldo podría haber estado más sabroso.” “En suma, si vuelvo pronto, iré por unos pasteles a la cafetería…”

WIKÉN
ESTEBAN CABEZAS
(ABRIL) LA MENSAJERÍA (Av. Nueva Providencia 2034 / 2 89213868): “Hay restaurantes sencillos, pero con el horno en su corazón. Así es La Mensajería, que se plantea como un sitio para comer empanadas y demases. Así es como tienen una rellena de cordero asado y chalotas al vino tinto ($1.800) o, en otro extremo, una vegetariana de masa integral con queso mantecoso y champiñones ($1.300). Las hay de pollo, pino de carne y hasta una de salmón estilo cancato. De las dos probadas, cero comentario, aparte de lo rápido que desaparecieron, al igual que una dulce, de dulce de membrillo con queso crema ($980), que comparte carta con una de manzanas con canela, otra de manjar con nueces y la de chocolate con berries con masa de chocolate.” “Gran jugo de sandía ($1.600), un mote con huesillos sin exagerar lo dulce (buena cosa, $1.800) y una carta de vinos inusual para un sitio sencillo (prejuicio, OK), con vinos por copa arriesgados como un muscat, un país en tinaja o un cinsault, pero que se suman a lo que finalmente es La Mensajería: un sitio muy a la chilena, hasta con su jarra de borgoña, pero que no cacarea su identidad.”

WIKÉN
RUPERTO DE NOLA
(ABRIL) OSAKI NIKKEI (Av. Las Condes 7621, Las Condes / 2 2727 2787). “El local es minimalista, pero apenas tuvimos tiempo de notarlo, porque nos llegó un plato de spicy tuna ($8.500), maki con centro de atún, con cebollín y pepino, todo tibio y cubierto de una salsa peruana picante, que nos gustó mucho. Única observación: la diminuta cantidad de atún. Mejoró la impresión de partida un plato de wantán China town ($6.900): he aquí la mescolanza sublimada: masa liviana y más gruesecita que la corriente, rellena con buena cantidad de picadillo de chancho con aromas, y cubierto todo por un guiso peruano de cebolla, pimiento y piña en kam lu de tamarindo. Gran plato, modelo de atinada mescolanza.” “Vino luego la obra maestra, una creación realmente genial, ya no "nikkei", sino mezcolanza exclusivamente peruana: el anticucho huancallao ($10.900, lo más caro de la carta): una mezcla de pescado parrillado puesto sobre salsa de anticuchos (la más sabrosa del Perú), rodeado de papas a la huancaína, pero papas ¡doradas! Y choclo cocido. ¡Válganos!: esto sí que es mucha cosa. Merece oro. El contraste y alianza simultáneos de ambas salsas es estupendo.”

LA CAV
CARLOS REYES
(ABRIL) NISSART (2 Oriente 1280, Talca / (71) 223 1228): “Es un ave que se cocina en su propia grasa. Y como no tiene colesterol, queda más blanda", dijo el joven garzón respecto al Confit de pato a la naranja, uno de los platos fuertes de Nissart. Ignorancia sin pudor, o la repetición de un concepto salido desde una cocina sin pies ni cabeza. Difícil saberlo. Es probable que una de esas malas tardes corrompieran las pretensiones de uno de los comedores modernos en la tradicional Talca. Pero ante un Carpaccio de salmón ($ 5.400) con carne recién descongelada, cortada a los jirones, con exceso de jugo de limón, alcaparras y en vez de láminas de queso parmesano, ¡lonjas de queso mantecoso de rotisería! Es difícil justificar un malentendido. Si antes de esa entrada hubo un Pisco sour apagado y dulzón, y después como plato de fondo llegaron a la mesa cuatro trozos de Pulpo (blando, crocante, hay que decirlo) sobre un par de minúsculos camarones asados (sí, dos y sin limpiar), sobre abundante arroz cremoso sin sabor y recocido, con acelga (eso dice la carta pero no apareció por ninguna parte), además de tomate y salsa criolla ($ 7.800), el desastre se consuma.”