martes, 26 de julio de 2016

TURISMO


 
DOS LAGOS
Patagonia impenetrable
Sur profundo. Allá, donde se acaban los caminos y únicamente se puede llegar en lancha o en helicóptero (cuando el tiempo lo permite), se encuentra un moderno lodge perdido entre los lagos de la undécima región. Y con leyendas urbanas incluidas ya que cuentan que Bill Gates es asiduo del lugar. Pero eso poco importa ya que con tan sólo ocho camas, Dos Lagos es exclusivo y tremendamente atractivo.

No es fácil llegar. Avión hasta Balmaceda; luego una van que recorre por más de una hora parajes inimaginables. Después, ya en total oscuridad y alumbrados con linternas, abordamos una lancha que cruza raudamente el lago La Paloma para llegar al destino soñado. Hace mucho frío y la ama de llaves del lodge, una exploradora bilingüe, nos entrega zapatillas de lana de oveja para transitar por el lugar. De ahí en adelante, y por varios días, la experiencia sería inolvidable.

Tranquilidad y algo de soledad a pesar de que a través de antenas satelitales uno puede seguir conectado al mundo. El lodge, de cuatro habitaciones y con capacidad máxima de ocho pasajeros, es de un lujo envidiable. Una inmensa cocina invita a relacionarse con el personal que maneja la casa. Bar abierto con los mejores licores y vinos del mundo, y un aroma a leña que inunda cada uno de los espacios de este mágico lugar.

Afuera, todo cambia. Los guías están para entretener a sus exclusivos pasajeros. Pesca con mosca y sin derecho a llevarse los ejemplares ya que son devueltos al río; paseos en rápidas lanchas que prácticamente vuelan sobre el agua para recorrer lagos y ríos de la zona; avistamiento de aves, trekking, bicicletas e incluso buggies para trepar escaladas montañas que están alrededor. No hay tiempo para aburrirse ya que acá el día debería tener más de 24 horas. A un costado del lodge y en un pequeño bosque, una sala de masajes con sauna y hot tube a disposición de quien lo requiera. Un poco más allá, en la zona del hangar de los helicópteros, seis habitaciones disponibles por si el grupo supera las ocho personas.

Así de lindo. Hedonismo y placer por doquier. Pronto, una pequeña central hidroeléctrica entregará energía las 24 horas. Durante mi estancia, los motores que abastecen de electricidad al lugar se apagan a medianoche, algo que no deja de ser nostálgico.

Cuesta levantarse en las mañanas ya que las brasas de cada una de las chimeneas Bosca que están en las habitaciones aun calientan los fríos amaneceres. Sin embargo, con tan sólo pensar en los huevos pochados del desayuno, acompañados de pan amasado hecho en casa, mermeladas y jugos de la zona, hacen más fácil el proceso. El comedor, único y para ocho personas, no sólo nos ofrecería desayunos: también almuerzos y cenas con centolla, truchas, patos, cordero y mucho más, preparados ya sea lentamente en una cocina a leña o en otra moderna cocina a gas.

Uno de los propietarios del  lugar es un norteamericano amante de las bicicletas. Con la ayuda de muchos neozelandeses (los kiwis les llaman), han intervenido las montañas para construir más de cien kilómetros (aunque no lo crea) de pistas para una especialidad donde los “cicleteros” suben altas cumbres en helicóptero para bajar raudos por alguna de las pistas habilitadas. En primavera no faltan los pescadores ni los observadores de aves. En fin, todo un universo por descubrir… y todo en nuestra propia tierra.

Solo

Solo (así se llama) es un quiltro ovejero. Sin ninguna raza en particular pero maneja las ovejas del predio a su antojo. Una mañana de nieve queríamos divisarlas cerca de nuestro alojamiento y tras la voz de su amo las alineó frente a la puerta del lodge como si fuese un ejército de lana. Solo y sesenta personas más trabajan para que este envidiable lugar sea destino de unos pocos privilegiados.

Un paisaje prístino donde la mano del hombre se advierte solamente en los alrededores del lodge, zona donde tuvieron que enterrar los cientos de árboles quemados que quedaron como recuerdo de los grandes incendios de bosques de Aysén entre los años 1936 y 1948. Hoy aún quedan vestigios de esos incontrolables incendios provocados por el hombre con el fin de conseguir tierras cultivables. Pero no se ven solamente grandes troncos quemados. En las alturas, predominan los cóndores y en la llanura no es difícil encontrarse con huemules. Estos, curiosos, muchas veces se aproximan al lodge para pastar en sus cuidados jardines. 

Destino de pocos ya que las reservas se hacen en grupo. No existen pasajeros que no se conozcan en este lugar. Tampoco es económico ni podría serlo. Una inversión millonaria para tener tan sólo ocho camas es algo impensable. Pero bien el lugar merece una visita.

Dos Lagos y sus 2.700 hectáreas es parte de un Chile desconocido para gran parte de nuestros compatriotas. Pero existe y es un regalo para el alma y el espíritu. Es un destino de millonarios y de famosos… pero también podría serlo para usted.

Dos Lagos Lodge / El Encuentro, XI Región.
Contacto: www.doslagoslodge.com / Reservas: reservations@doslagoslodge.com