martes, 9 de mayo de 2017

MIS APUNTES


 
DOLCE & SALATO
Tras recibir el premio como la Mejor Empanada de Santiago el año 2009, Dolce & Salato apuesta ahora por un espacio gastronómico en plena Providencia.
Aires de paz y quietud se respiran en los jardines y terrazas de este resto-café abierto a inicios de año en pleno corazón del barrio Las Lilas, específicamente en lo que fue la residencia de Ricardo Lyon y su esposa Loreto Cousiño, que posteriormente fue donada por los hijos al Arzobispado, convirtiéndose un Inmueble de conservación histórica de la comuna de Providencia, una de las esquinas de la tristemente renombrada iglesia El Bosque.

Allí, la pastelera Loreto Reyes, decidió expandir su negocio que algunos años atrás le permitió ganar el Concurso de Empanadas que realiza el Círculo de Cronistas Gastronómicos. Para ello se asoció con Luigi Correa para instalar un café (y algo más) en este espacio que estaba disponible justo en una de las esquina de la tradicional Plaza Las Lilas.

Resto-café ya que se diferencia de los demás por tener una carta que incluye platos salados y que de acuerdo a su propietaria, “es un lugar donde las personas pueden disfrutar a cualquier hora del día y comer rico a un buen precio y con un menú de calidad, donde destaca una carta versátil y transversal. Queremos que quien trabaja, vive o visita el sector, disfrute del lugar y viva la experiencia de estar en un barrio con historia”.

Y a ciencia  cierta han logrado el desafío. El plan no es fácil pero bastante conservador: no hay alcoholes de ningún tipo y bienvenidos son los niños y las mascotas. Bastantes familias usan los prados del lugar como un espacio de picnic, con mantas ofrecidas por el mismo local y con un servicio ad-hoc. A la hora del desayuno los espacios techados son ocupados para reuniones de toda índole y su carta incluye sabrosos sánguches (el de arrollado es uno de los preferidos (4.900) y pailas con huevos a elección, donde los florentinos (4.900) acaparan toda la atención. El café (illy) en todas sus versiones (entre 1.800 y 2.600) y diferentes panes, tortas y pasteles hacen el resto.

A mediodía cambia el público ya que muchos son los que van por los platos que ofrece Sebastián Llanos, el chef del lugar. Ensaladas (buenas), pizzas (existen mejores) y una pequeña pero sabrosa carta de platos emblemáticos de la cocina chilena, como el famoso charquicán –con huevo frito incluido- (5.500), o excelentes ñoquis con champiñones (6.100) a los que se suman otros platos propios del otoño. Como no es del interés de sus propietarios vender alcohol, lo más parecido a ello es la oferta de cerveza sin alcohol (3.500) que se suma a una larga lista de jugos, aguas minerales y batidos de frutas para acompañar el almuerzo.

Luego, a la hora del té, el local revive con los habitantes del barrio. Allí se luce la excelente pastelería que elabora Loreto Reyes en su fábrica y unos helados de sabrosa factura. Como el barrio aún tiene numerosas viviendas donde conviven transversalmente grupos etarios de diferentes edades, no falta la clientela que de lunes a domingos llegan a recrearse a este tranquilo espacio. Curiosamente ya no elaboran empanadas –y se extrañan- pero el concepto atrae a una variopinta cantidad de habitués que junto a sus abuelos, niños y mascotas, buscan juntarse alrededor de una buena mesa con la finalidad de hacer más agradables sus días. (Juantonio Eymin)

Dolce & Salato: Eliodoro Yáñez 2820, Providencia / 99779 0641