martes, 22 de agosto de 2017

BUENOS PALADARES


CRÓNICAS Y CRÍTICAS
DE LA PRENSA GASTRONÓMICA
MUJER, LA TERCERA
PILAR HURTADO
(AGOSTO) ALTO AJÍ SECO (Av. Las Condes 13137 / 22380 6460): “La carta es extensa y tiene, además de las especialidades peruanas a las que ya estamos habituados -léase cebiches, tiraditos, ají de gallina, lomo saltado, seco, etc.-, una página completa con otros platos creaciones del chef.” “Compartimos para picotear un enorme pulpo al olivo, y cuando digo enorme es verdad que es una entrada para dos, extrañamente decorada con una galleta de soda que estaba sobrando. El pulpo estaba muy bien preparado, al igual que una salsa equilibrada y bien sazonada.” “Como fondo compartimos un chupe (sopa) de camarones que nos sirvieron en dos platos grandes, que estaba sabrosísimo, con habas, huevo pochado (en uno de los platos), quesillo -en vez de queso fresco- y colitas de camarón; faltó la cabeza. Muy rico. Como postre, nuestro garzón nos trajo una porción de picarones con miel, en los que me pareció que la masa estaba un poco apretada, le faltaba aire. La atención -hay bastante personal aunque esa noche el local no estaba lleno- es diligente y amable y la experiencia en general fue muy grata.”

WIKÉN
ESTEBAN CABEZAS
(AGOSTO) DE PATIO (Vitacura 3520 / 23245 0340): “Primero que nada, ni pancitos ni amenidades (algo para picar que sea, vaya), lo que se suplió con unos crocantes ($2.500), semejantes a las clásicas hojas de camarón de restaurante chino, pero con otros sabores. Y una pasta de pescado para complementar y untar. Luego unas navajuelas blanditas con salsa holandesa ($5.000), matizadas con cortes minúsculos de espárrago. Después, unas brochetas de pescado frito ($6.000), que se amenazaba había sido ahumado antes, pero ni traza de humo. Luego un yaki ($4.500), que en este caso bautiza a una bolita de masa (... porque en Japón yaki es "a la plancha"... raro) rellena de carne de chanchito. De cola, y nadando en un caldo de marisco. A continuación un tuétano a la parrilla ($6.500), solo una mitad transversal (tacañería, señores), con unas hojas de lechugas para hacer unos tacos, con unos crutones y encurtidos. Funciona la cosa, hay que reconocerlo. Y finalizando con lo salado, un largo hueso de asado de tira ($12.500, y los vale), con la carne blanda y previamente cortada en bocados.” “Las descripciones previas no son generosas en describir las múltiples hojitas y brotes que adornan y saborizan. Sorry, porque son lindos los platos. Y esto, lo de la estética con sabor, ayuda a sentirse en un restaurante que ya es bueno y que puede llegar a ser superior.”

WIKÉN
RUPERTO DE NOLA
(AGOSTO) CUEROVACA (El Mañío 1659, Vitacura / 22206 3911): “En cuanto a las municiones de boca, nuestras expectativas (ese otro factor que un restorán debe tomar en cuenta, sobre todo si en el pasado se creó una buena fama) no se cumplieron en absoluto. Pedir un bife chorizo ($9.200) aun en versión moderada y que le llegue a uno a la mesa un trozo de carne recocido (lo habíamos pedido a punto), de menos de un centímetro de grosor, con un bordecito insustancial de grasa, como bistec doméstico, no deja contento al comensal. No, señor. Por aceptables que hayan estado las papas fritas ($4.400). Y menos en un restorán especializado en carnes. El filete que se pidió, también ($12.800) en versión moderada, llegó a punto, no más que correcto, acompañado de una competente papa asada con sour cream ($4.200). Si se considera los precios pagados por ambos platos ($13.600 y $17.000), se puede decir que fueron excesivos considerando la calidad y aun la cantidad. Y esto es grave: si además del servicio empieza a flaquear la calidad, ¿dónde vamos a ir a parar?